El caso es que subida a los botines como cada mañana, con mis pantys tupidos y mi vestimenta de persona seria me dirigí hacia el metro. Situación totalmente rara. Totalmente absurda.
Quién sino yo, podía llevar un disfraz de pirata un 28 de noviembre en la misma bolsa del tupper. Después de lo que había visto la noche anterior, y teniendo en cuenta que me dirigía a una entrevista de trabajo, se dieron un cúmulo de circunstancias que me hacían empezar el día con una sonrisa estúpida en la cara. La situación, no podía empeorarse. O sí.
Tras la entrevista tuve una reunión de personal. Si aún había hueco para meter el dedo en la llaga, lo consiguieron introducir bastante bien.Después de casi un año en mi puesto físico de trabajo, y tratándonos como si fueramos escolares, nos separaron a cada uno a una punta de la oficina. Según los supervisores, por "estrategia laboral". JA!.
Así que de mudanza por la tarde. Pero no contenta con tener el humor en el sótano, todavía podía hundirme más. No sabía que podía ser tan pelota con las llamadas para obtener los mejores resultados de tiempo y de respuestas con el trabajo que me tocó hacer. Y sí, lo hice.Me rebajé un tanto más.
Menos mal que el día terminó con unas cañas y cena entre amigos, lo más reconfortante para pasar página de golpe, aunque éstos se marcharan hoy al Caribe de vacaciones[...]