K es una de mis mejores amigas en Madrid, y desde hoy y como bien os decía al principio, me declaro fan.
La razón, os cuento ahora:
Desde hacía un tiempecito no nos juntábamos y hoy después de la jornada de trabajo, nos hemos visto. Además de por el tiempo que hacía desde la última quedada, quería que me contara que tal su viaje y todas esas cosas de las que las chicas hablamos y que últimamente nos están pasando.
Pues bien, dirección Tribunal, ella iba diciéndome lo estupenda que era su cartera Louis Putón, 100% imitación, comprada en la misma Roma Capital y lo alucinada de todas las tiendas y puestos que vió con esos tipos de productos.
Y de pronto, voltea su mochilita, busca, mira y con toda la calma del mundo, me suelta: acabo de ser víctima de un delito de apropiación ilegal, por la espalda, con premeditación y alevosía. Me ha extrañado que el presunto caco(todo el mundo tiene derecho a la presunción de inocencia mientras no se demuestre lo contrario) se subiera en la anterior y se bajara en esta. Oh, Dior mío, que poca vida le he dado a mi cartera!
A lo que yo, aluflipada por su tranquilidad, y dado que soy capaz de decir las preguntas más absurdas en momentos críticos, le he soltado, también con la máxima calma, fruto de la genética pachorra de mi madre: hija mía, como diría mi abuela, más se perdió en la guerra; llevabas la ikurriña?
Y así, sin cartera, y lo más sensata del mundo, cuando cualquiera, véase yo misma, se hubiera puesto a llorar, K y yo hemos continuado la tarde pensando, y no por ser malas, que ojalá reviente como el lagarto de la Magdalena el susodicho, presuntamente ladrón.
Pues bien, dirección Tribunal, ella iba diciéndome lo estupenda que era su cartera Louis Putón, 100% imitación, comprada en la misma Roma Capital y lo alucinada de todas las tiendas y puestos que vió con esos tipos de productos.
Y de pronto, voltea su mochilita, busca, mira y con toda la calma del mundo, me suelta: acabo de ser víctima de un delito de apropiación ilegal, por la espalda, con premeditación y alevosía. Me ha extrañado que el presunto caco(todo el mundo tiene derecho a la presunción de inocencia mientras no se demuestre lo contrario) se subiera en la anterior y se bajara en esta. Oh, Dior mío, que poca vida le he dado a mi cartera!
A lo que yo, aluflipada por su tranquilidad, y dado que soy capaz de decir las preguntas más absurdas en momentos críticos, le he soltado, también con la máxima calma, fruto de la genética pachorra de mi madre: hija mía, como diría mi abuela, más se perdió en la guerra; llevabas la ikurriña?
Y así, sin cartera, y lo más sensata del mundo, cuando cualquiera, véase yo misma, se hubiera puesto a llorar, K y yo hemos continuado la tarde pensando, y no por ser malas, que ojalá reviente como el lagarto de la Magdalena el susodicho, presuntamente ladrón.