miércoles, 21 de diciembre de 2011

Volver a casa

Vuelvo a casa, con una bolsa muy conocida para mí entre las manos. Roja, con unas letras de la empresa por la que he permanecido 4 años en Madrid.
En esa bolsa, distinta a otros caminos, porto unos regalos que mis compañeros me han traído. Unos recuerdos de los de por vida. También una foto, un montaje de todo el equipo los cuales son las ovejitas y yo Heidi, y Eugenio es Pedro.
Esa bolsa contiene innumerables recuerdos, de risas, de sonrisas, de emociones, de presiones, de trabajo conjunto, de alegrías conjuntas y de "estreses" olvidados entre las copas del bar de más arriba de la oficina.
En esa bolsa llevo cientos y cientos de personas que he conocido, que han pasado por mi vida durante esta etapa, unos, más afortunados, otros, menos, pero sin duda un recuerdo para cada uno. Me llevo mil imágenes, mil sentimientos, pero en ningún caso lágrimas de rabia ni de miedo, sino tal vez algunas hechas de una mescolanza de alegría y tristeza.

Vuelvo a casa, a mi casa. Es curioso como por mucho tiempo que haya vivido fuera, siempre he vivido como de prestado, y el pronombre posesivo se lo adjudico al hogar donde crecí, a la casa familiar. Lo demás, nunca alcanza el valor de ese sitio que te vio crecer.
Cierro una etapa de mi vida, muy buena, estoy muy contenta por ella, por lo que he aprendido, por lo que he luchado y ganado. Pero hay situaciones que el destino presenta como un regalo, y hay que cogerlas aunque la razón no lo entienda.
Cierro la etapa de los barcos, de Pullmantur, de las agencias, de la blackberry, del metro y los atascos,  de un ambiente multirracial, del comercio masivo, de los viajes por trabajo...Lo cambio todo por algo que creo que es lo que me mueve en el sentido más concreto, y en el sentido más amplio. Amor.
Cierro esta etapa con una gran sonrisa, y espero con los brazos abiertos la siguiente, con la cabeza muy alta, y llena de ilusión.

Gracias a todos los que habéis compartido conmigo estos años. Os espero en la playa.
¡Feliz Navidad!

lunes, 21 de noviembre de 2011

XLV: Los padres de ella (la vuelta)

Se acabó el fin de semana, por desgracia. Y si leísteis el post previo, hoy toca que os cuente que pasó finalmente estos días anteriores.

Pues bien, os detallo a continuación. Ahí va la chicha.

El viernes, siguiendo el planning, aparecí en Córdoba a la hora que el tren me dejó, que si no llega a ser porque miro bien, me monto en otro distinto, y a saber que hubiera pasado. Pero allí estaba mi Hombre esperándome. Sus primeras palabras, "que nervios". Las segundas..."ofú, ¡que soy muy vergonzoso!" (mentira....). Por el camino intenté tranquilizarlo, contarle historietas y demás para que se relajara, pero no lo conseguí demasiado.
Llegamos a Jaén a eso de las 11, y salió mi madre a recibirnos. Y entonces, pareció que la vergüenza le desapareció por completo, la dejó en el maletero del coche. Y saludó como si conociera de toda la vida a mis padres. Y yo, sorprendida.

Lo gracioso de esa noche fue que mi padre preguntó que dónde dormía. Y le dije que teníamos el hotel reservado: "que se quede aquí ha dormir, mujer, que no pasa nada". "No, papá, no te preocupes, que ya está reservado".
Angelico, creo que hasta no vio que yo no aparecí para dormir, no se enteró.

Esa noche, y debido a que era muy tarde, terminamos poniéndonos gochos en el McRata. Llegamos al hotel cansados, pero ya estaba bastante más relajado.
¡Y luego me dio más regalitos!¡Ya van...10!

Al día siguiente, habíamos quedado con el resto de la familia sobre las 2 de la tarde, pero antes, teníamos que pasarnos por el centro comercial para que buscara su perfume...y un cinturón. Íbamos bien de tiempo, hasta que nos dimos cuenta en el parking, de que la chica nos había vendido otro perfume distinto al que nos había enseñado. Así que otra vez a buscarlo, cambiarlo y demás. Pero finalmente, llegamos a tiempo, y él, hecho un pincel, como siempre.

Las primeras presentaciones, en la calle, y mientras nos organizábamos, llegaban, nos sentábamos y todo eso, parecía que estaba mi familia más nerviosa que él. Nos sentamos junto con mis cuñados, y mi hermano, para que pasara la prueba de fuego: gustos. Y ellos, se reían y le "restaban" puntos, por no gustarle la cerveza, ni el fútbol, por tomar tinto con naranja y quitarle el empanado a los flamenquines grasientos. "Demasiado sano" decían. Pero sin duda, se integró bastante bien.

Por la noche, estuvimos con mis amigos, en el Bundes, como de costumbre; se lo pasó bien, me ha dicho. Me lo pasé muy bien. Por verlo a él a gusto, por estar con Pin y Pon y con Jose, y algún otro amigo por ahí.

El domingo fuimos a despedirnos de mi hermana y de las niñas, y luego a comer a casa de mis padres. Todo perfecto. Conversación fluida, chistes, y halagos culinarios.

Y es que parecía que había estado más veces ahí.
Desde que nos conocemos, siempre hemos tenido ambos la sensación de que nos conocimos hace mucho mucho tiempo, y simplemente habíamos dejado que las cosas pasaran por separado, para conocer cada uno distintos aspectos de la vida, y una vez cansados de ello, volvernos a ver.

Me gusta pensar que decidimos a la vez acercarnos, enamorarnos y volvernos a juntar. Realmente, es lo que yo siempre he querido. Y si no me equivoco, yo soy lo que él siempre ha querido. Así que puedo decir que la "prueba de fuego" ha sido superada con éxito.

lunes, 14 de noviembre de 2011

XLIV: Los padres de ella

Llega el momento, caen las murallas, va a comenzar la única justa de las batallas.... Ejem... ¡Ay! me lío, me lío.
Sí, llega el momento, único e irrepetible. Este fin de semana va a ocurrir algo muy importante para la sociedad española. Y no me refiero a las elecciones. Me refiero a un acto, socialmente importante. Le voy a presentar a mis padre mi novio. 
Yo ya pasé por ese trance hace un mes y pico. Coincidiendo con su cumpleaños, decidimos comportarnos de acorde con la edad que tenemos, y nos presentamos en su casa, con todos sus hermanos, cuñados, cuñadas, padres, sobrinos y hasta el perro.

Y ahora le toca a él. El pobre mío está nervioso. He de decir, que mi familia, al igual que la suya, es enorme. Entre unos y otros, nos juntaremos 25. 
Pero claro, diréis... si, venga vale, por ese trance pasamos todos...En mi caso, ni en mi casa, no es lo común. Para mi dar este paso es tan importante como publicar una página en un periódico diciendo que lo quiero. O colgar de un puente un tremendo cartel diciendo que quiero estar toda mi vida con él. O contratar una avioneta y que ondee una bandera con su nombre corazón el mio y un forever
Pero con el agravante de que quieras o no, la primera impresión es la que cuenta. ¿La ventaja? es que la primera impresión me la llevé yo. Y a mi me encantó. Así que lo que opinen los demás, realmente me importa muy poco. Porque si doy,  damos este paso, es que estamos muy seguros los dos. Y eso es lo mejor de todo: que ha sido una decisión única y conforme.

Ese acto durará un día y poco más. Luego por la noche, tocará algo similar pero más leve, y en otro ambiente. Con mis amigos. Ellos son más incondicionales, distendidos y pasotas. Además, será un orgullo para mí que me acompañen en la celebración de mis 26, y que quieran conocerlo. Lo que pase después, lo hará la noche por sí sola. 

Lo importante de todo, es que es un pequeño gran paso por un sendero que comenzamos a caminar los dos a la vez.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

XLIII: La evocación del pollo

¿Que os puede evocar un pollo? un pollo muerto, me refiero. Un animal inerte, sin cabeza, ni vísceras, ni plumas ni personalidad. Un trozo de carne que en breve será transformado para pasar por tu boca y alimentarte.
El pollo. Ese animal, estúpido donde los haya, como otros muchos, que sólo pica y revolotea, que se asusta. Que no sabe volar, pero tampoco es rápido corriendo. Que no soporta el agua, y que estéticamente es poco agraciado.

Hoy estuve con uno, con un pollo. No lo entrevisté ni nada de eso, ni hicimos un cara a cara. El estaba muerto. frente a mi. Rígido y fresco. Iba a formar parte de la paella que estaba haciendo, y por tanto tenía que arreglarlo.

Ese pobre e insípido animalillo, sin pensarlo, ni él ni yo, de pronto me empezó a evocar una situación de hace tiempo.

Mi pueblo, la casa de mi abuela, el verano, la mesa de camilla, la tabla de cortar y la faca negra. Mi abuela. Su delantal hecho a mano, con telas sesenteras. El calor, el ventilador de techo, y el portal, un recibidor con vistas al patio y a la calle donde prácticamente hacíamos la vida en la casa.
Y el pollo en la mesa. Y unas futuras croquetas o albóndigas pendientes de hacer. Y mis primos y yo alrededor de ella. Esa imagen profundamente grabada: un corte bajo un ala, otro corte entre pechuga y muslo, un golpe en el contramuslo para partirlo, un tirón del cuello para eliminar la cabeza... Os puedo asegurar que pese a lo tétrico o sangriento que pudiera parecer, aquel acto era un espectáculo en sí. Por la rapidez, por la acción , por estar todos a la vera de mi abuela. Por los futuros alimentos en los que se iba a transformar, y el placer que a tantos nos provocaban.
Por el hecho de estar de vacaciones, y por el hecho de ser pequeños. Esa imagen retenida con dulzura en mi memoria, me ha ayudado a hacerlo yo hoy.

Yo estaba sola, ningún niño, ningún patio delante, pero si las mismas ganas de hacer disfrutar a quienes me iban a acompañar en esa comida.
Porque hacer de un acto necesario para vivir (comer), un acto de placer (compartir), es desde luego un pequeño logro, que te anima a continuarlo y que te recompensa intensamente.

martes, 25 de octubre de 2011

XLII: Maldivas

Anoche soñé que iba volando. Volaba muy lejos, apoyada en su hombro, acurrucada a su lado. Soñé que me despertó cuando llegábamos a tierra, para que viera el paisaje, el mar, y sobre todo una pequeña isla con una pequeña pista de aterrizaje.

En el sueño, bajábamos de un avión enorme, nos metían en una sala con aire acondicionado y nos daban unas toallitas para refrescarnos. Nos ofrecían bebidas, pero los dos no nos separábamos ni para beber.

Nos montaban en un hidroavión y sobrevolábamos un mar oscuro, con pequeñas lágrimas turquesas que formaban círculos grandes. Creo que los llamaban atolones.

De pronto, recuerdo que en el sueño, un grupo de gente nos daba la bienvenida en una especie de hotel paradisíaco, gente vestidas de color pastel y con pareo hasta los pies. Recuerdo también que el calor se introducía poco a poco en mi piel, y los vaqueros que llevaba puestos, me sobraban.

En el sueño, había una enorme habitación dentro de una cabaña situada sobre el agua, con un baño con vistas al mar, e incluso con un jacuzzi . El centro de la habitación era una cama llena de pétalos de flores, y un corazón inmenso. También tenía un dosel que la envolvía y la hacía muy dulce.

Pero lo que mejor recuerdo es que me asomaba a una terraza, que parecía estar en medio de la nada, rodeada de agua tan transparente que pareciera una piscina. Tranquila, calmada, ese olor exquisito a mar me inundaba y me provocaba seguir con los ojos cerrados.

En ese sueño, descubrí que había una estrella roja, que se reflejaba en el mar. Realmente me la descubría él, mientras me abrazaba. También vimos salir la luna de noche, como si de un amanecer se tratara, mientras los dos esperábamos inquietos tumbados en una playa de arena tan suave que era un placer andar descalzo por encima. La luna, una gran bola roja, parecía desperezarse en el horizonte, mientras que los murciélagos cantaban tan agudamente que daban miedo.

Las imágenes se me repiten una y otra vez: los dos riendo, los dos bañándonos en esas aguas templadas, los dos tomando el sol, los dos bailando una canción de Frank Sinatra, los dos cenando a la luz de una vela y con el agua bajo nuestros pies, los dos amándonos con el bello paisaje de fondo....Y yo sintiéndome tan feliz, que no quería despertar, cerraba muy bien los ojos para que siguiera siendo así, un amanecer tras otro.

Pero el sueño se desvanecía poco a poco, y notaba como mi cuerpo volvía a recobrar su actividad, y mis ojos permitían entrar la luz tenue, que no supe de donde era hasta que oí unos pasos y el sonido de una puerta. Entonces, recuperé la razón y me dí cuenta que estaba en mi cama. Había despertado de un sueño tan hermoso que me sentía muy feliz. Me giré en la cama, lo atraje a mi cuerpo, lo besé. "Te quiero", dijimos al unísono. Nos miramos, y entonces fuimos conscientes de que el jetlag del viaje a Maldivas, nos había hecho caer profundamente dormidos.

Realmente vivimos un sueño de viaje, un viaje de ensueño. Y aunque las aguas turquesas se quedaron a miles de kilómetros de distancia, el amor, la felicidad y el recuerdo, perduraran para siempre.

lunes, 12 de septiembre de 2011

XLI: Elegir

Hoy ha sido un día raro. Bueno, no raro del todo, de cosas extrañas ni nada de eso, pero si transitorio. Al menos para mi situación actual.
Ayer amanecí en Tarifa, con alguien excepcional a mi lado, y con muchos sueños juntos. Hoy en Madrid, sola, y con muchas cosas por hacer a lo largo del día.
A parte de la gran diferencia de estar o no estar con él, el día en sí era raro. No se bien por qué, pero lo presentía.

A lo largo de la jornada tenía que elegir una opción, óptima para ambos. Nada trascendental, no creáis. Decidir, dentro de un destino, un hotel. Me podríais decir, que sí, venga ya, que elegir vacaciones es "complicado", y sobre todo en mi situación. 
La cuestión es, que el tema elegir, me ha dado tema para pensar mucho. 
Resulta que, se supone que estamos acostumbrados a elegir. O deberíamos. Aunque no por ello es fácil hacerlo. De hecho, casi nunca es fácil. Y nuestra reacción es siempre la misma: ¿y si me equivoco?

Cuando nacemos, hay muchas cosas que se nos dan impuestas: empezamos por el nombre, por la religión, por la educación, por la forma de vestir, por la forma o los elementos para jugar. Y aunque, impuestos o no, seguimos un patrón más o menos acorde con lo que nuestros padres han elegido para nosotros, llega cierta edad en la que delegan en ti. Y esas elecciones, siempre tienen la misma presión o carga encima. Quién te da la potestad, también te vigila. 

El caso, es que siempre me ha resultado más sencillo acatar situaciones o acciones "dadas" que elegirlas. Y hasta el momento, me ha ido bien. Pero es que ni siquiera me planteo el hacer otra cosa distinta. No tengo necesidad. Me gusta la educación que he recibido, me gustan los amigos que poco a poco me he ido encontrando, me gusta haber cambiado de vida, casi por sorpresa, y sin pensar si arriesgaba o no. 

Pero sinceramente, lo que más me gusta, es que todo me pase sin pensarlo, sin tener que elegir, así, de golpe, que el destino me lo de hecho, como si hubiera elegido los elementos que yo necesitaba para sentirme a gusto y me los plantase con la única condición de que no los abandonase.

Porque ni siquiera a él lo he elegido: no había más alternativas, simplemente estaba él. En este caso, el Universo, ese del que otras veces he hablado, también me lo ha dado. Sabía que existía, y sin duda, lo he esperado con tantas ganas, que no hay nada más que escoger.  No hay opción a plantearme si me equivoco o no. Era él. Es él. Será él. 


martes, 30 de agosto de 2011

XL: By your Side

Le gusta hacerse el dormido, mientras beso su cara. Mientras recorro su espalda desde esa curva perfecta hasta llegar a su nuca. Y cuando intensifico las caricias, su piel me responde estremeciéndose, y el vello de sus brazos se eleva, como si quisiera salir volando.

Le gusta que bese su mano, y observe sus dedos, esos que me amarran fuerte cuando lo necesito.Le gusta que pasee mi dedo por sus labios, y que me detenga un instante antes de atraerlo hacia mi, y besarlo tan suavemente, casi rozándonos, hasta que empezamos a devorarnos enteros.
Me gusta que pase bordeando mis rasgos, mis cejas, mi mandíbula, la cuenca de mis ojos, mi barbilla. Justo ahí, que se detenga mientras sus ojos verdes memorizan mis gestos. y que juegue con mi nariz, que la trate como si fuera un pequeño corazoncito, según él, visto del revés.

Me gusta escuchar su voz, esa algarabía que produce en mi interior, cálida y dulce, cercana y jovial, distinta a lo que pudieras esperar de su imagen, lo que le hace más sorprendente aún. Le gusta escucharme reír, y lo que dice, espontáneo causa en mi una sonrisa, o una carcajada, que comparte conmigo. Porque aunque no todo sea irrisorio, desde luego no hay nada de momento que nos impida sonreír.

Porque ahora todo tiene sentido, todo tiene su porqué y su para qué. Y es él. La causa, y la consecuencia.
Porque ahora he comprendido que lo difícil no es enamorarse. Lo difícil es hacerlo y que te correspondan con el mismo grado de intensidad.

[...]oh, when your cold
I'll be there to hold you tight to me
When your on the outside baby and you can't get in
I will show you, your so much better than you know
When your lost, when your alone and you can't get back again
I will find you darling I'll bring you home ...


miércoles, 17 de agosto de 2011

XXXIX: El fin de Europa

Todos los días hacemos cosas rutinarias, sin darnos cuenta. Todos los días vemos, tocamos, saboreamos, olemos, oímos cosas o personas que no valoramos hasta que no podemos hacerlo de nuevo. Por ejemplo, respirar. El día que no puedes porque tu nariz está congestionada, te acuerdas de lo importante que es para ti. O por ejemplo, saborear un café dulce. Cuando un día te falta azúcar, la empiezas a valorar. O por ejemplo, querer a una persona. Cuando te deja, te abandona, desaparece de tu vida, la empiezas a echar en falta, comienzas a darle un valor.

Pero también hay situaciones que obtienen mucho más valor, sin que te des cuenta. Por ejemplo una puesta de sol.
Desde que tengo uso de razón, el Sol, el astro rey, se pone todos los días.Y luego se ve la luna. Pero yo no puedo contemplarlo todos los días. No tengo mi oeste cerca, o no tengo tiempo, o no me acuerdo. Por eso, el día que el sol se puso en el fin de Europa, con el mar a mis pies, y el aire enfriando mi cara, comenzó a tener valor. Aunque, cierto es, que comenzó a tener valor cuando a mi lado había alguien que me valoraba por ser yo misma, y que me enseñó a contemplar un atardecer único. El nuestro. Aunque estuviéramos rodeados de gente, de parejas, de montones de amigos que hacían lo mismo que nosotros, era nuestro atardecer.

O por ejemplo, valorar el amor. Porque aún hay gente que se permite no amar, no solo como pareja, sino a su prójimo. Y finge no estar vacío. Pero en realidad lo está. Y en realidad lo añora, aunque no sepa bien que significado tiene esa palabra. Y busca destruirlo donde lo ve, y malmete, y critica, y engaña y traiciona.

Valorar lo que se tiene es tan importante como valorar lo que no se tiene. Y sopesándolo seremos capaces de ser felices, porque realmente te das cuenta de qué es lo que necesitas o no en tu vida.

Yo necesitaba atardeceres marinos, necesitaba unos buenos días a la cara, necesitaba reír porque sí, necesitaba volver a creer en el enamoramiento, y cuando me dí cuenta de que todo eso no lo tenía, y me empeñaba en querer cambiar lo que no era posible, lo encontré. Y soy feliz, y se que hago feliz a quién me da ese amor, y ya no necesito nada más. Sin amor, nada soy.

lunes, 8 de agosto de 2011

XXXVIII: Cuarto Creciente (cuento)

Había una vez, una joven bailarina, que viajaba sin parar alrededor del mundo, buscando actuar en los mejores escenarios, para enseñar a los espectadores que la música era algo más que lo que entendían.
Cierto día, llegó a una ciudad del Caribe, y cansada de tanto caminar y tanto investigar, decidió tumbarse en la playa y descansar.
De repente sintió un ruido muy grande, abrió los ojos, y boquiabierta, visualizó algo que jamás hubiera podido imaginar. Las aguas se abrieron, el Sol, se arrodilló, las nubes formaron un horizonte hermoso, y del mar, salió un dios, de ojos verdes y piel canela, de cabellos ondulados claros, y de torso musculado. Al instante, notó una punzada en su corazón, y sintió que era lo más bello que nunca había visto.

Ella, que ya no sabía si eso era producto de su imaginación, o era real, empezó a taparse la cara y frotarse los ojos. De pronto sintió que alguien tocaba su hombro, y apartaba su pelo de la cara.
- Estoy aquí, ¿no me habías llamado anteriormente?Vengo para nunca dejarte.

Ella, ojiplática, agachó la vista y preguntó que quien era él. Pero al momento se sintió tan atraída que no pudo resistirse más y comenzó a mantanerle la mirada, sin distraerse.

-Los cielos me han mandado para que cuide de ti. Yo era un dios del mar, pero te vi, y me enamoré, y pedí al consejo de dioses que me dejaran ser terrenal para cuidarte, y poder tocar tu piel, y poder besarte en los labios.

-Pero, ¿cómo es posible eso? ¿dónde me has visto antes?¿Qué es lo que se supone que había pedido?

-Hace tiempo emprendí un viaje en solitario, recorriendo el mundo, surcando los mares, jugando con el agua todo lo que quería. Cuando anduve por el Mediterráneo, te vi bailando bajo la luz de la luna, en un espectáculo con mucho mortales alrededor tuya. Sentí la necesidad entonces de tomarte por la cintura y bailar contigo, pero no podía hacerlo lógicamente. Así que he estado mucho tiempo intentando seguirte lo máximo posible, para verte, hasta que por fin, han accedido, y abandono todos mis dones, para poder hacerte feliz. Se que tu corazón estaba vacío y buscabas a alguien para dar todo el amor que tienes dentro. Que no has tenido suerte en el amor. Pero ahora, estamos los dos, para cumplir juntos nuestros sueños.

Ella no comprendía muy bien que estaba sucediendo, ni sus palabras, sólo sentía una fuerte atracción, y se notaba totalmente embelesada, no podía dejar de prestarle atención, y sintió como sus labios se iban aproximando a los de él, hasta rozar la piel más suave que pudiera haber, y el beso más auténtico que nunca le habían dado.

Y los dos se abrazaron, y  no se cuestionaron nada más, sino que se dejaron llevar por lo que su emoción le guiaba, y la luna, en cuarto creciente, se reflejaba en el mar, iluminando algo muy bonito que acababa de nacer.

Dicen, que cada vez que la Luna está en esta fase, los mares se revuelven gritando el nombre del dios que quiso ser mortal para amar a una mujer, porque echan de menos su presencia y tienen celos de que ella tenga todo su amor.

martes, 2 de agosto de 2011

XXXVII: Misión México. El Viaje.

Madrid, Madrid, Madrid, en México se piensa mucho en ti....¡Mentira!
Por más que rece la canción esa letrilla, os puedo prometer que me he acordado de Madrid sólo cuando tuve que rehacer la maleta. Bueno, y de vez en cuando me acordaba de los que se quedaron aquí...o ahí...y no vinieron conmigo.

Ha sido un viaje a pedir de boca. Creo, que pocas cosas más hubiera podido imaginar.
Llegamos el domingo, el vuelo, en hora, asientos, cómodos, y pese a que son 9 horas de trayecto, se me pasaron rápidamente. Me dio tiempo a leerme un libro y medio, una revista, ver una peli y dormir.

Nada más aterrizar, y tras superar el golpe de humedad, que realmente impacta, nos esperaba en el autobús Miguel Ángel, nuestro receptivo. Junto a él, Frank, su jefe. Nos dieron la bienvenida, y algunas instrucciones más, entre otras, nos habían concedido un upgrade (¡gracias Bea!) y nos alojaban en el Barceló Tropical.
Una pasada. Que hotel más bonito, que cuidado, que piscinas más chulas... y sobretodo, que playa. Ay, el mar, yo debo tener alma de marinera, o mi sino es vivir ahí. Cómo me gusta perder la mirada entre las aguas turquesas, y oler a sal y arena, mientras mis pies pasean rozándola suavemente.
Una vez instaladas, había que inaugurar las vacaciones, así que huyendo de los tópicos de los Todo Incluido, cerveza al canto, con lima, por supuesto. Creo que nunca había bebido tanta cerveza, pero es que esa, no sabía igual.
Conseguimos aguantar lo justo, para soportar el jet lag del viaje, así que el martes, con mucho ánimo nos levantamos. 6.30 de la mañana. ¿Cómo? ¡Joaquinaaaaa!, ¡que estamos de vacaciones! no había otra. Así que aproveché mientras abrían los buffets, para escribir un poquito.
Luego, playa, cerveza, tapita, y reunión con Miguel Ángel. Para nuestra grata sorpresa, nos regalaron dos excursiones. Debió ser que le caímos excesivamente bien, cosa de la que estoy tremendamente agradecida. Así que elegimos Chichen Itza, Cobá y Tankha y compramos la de la disco de Cocobongo.

De Chichen, que ya lo conocía, me quedé con más explicaciones ya que el guía era muy bueno. Incluso nos enseñó a contar con los símbolos mayas. Calor, sí, pero mereció la pena.

De Cobá y Tankha, me quedo con la experiencia de subir una pirámide desde donde se divisa gran parte de la selva, un cenote y otras ruinas mayas. Me quedo con la sensación del aire en mi cara, manejando la bicicleta, con el agua fresca  y transparente del cenote, y con la rica comida típica del lugar.

De Cocobongo, para el que no lo sepa, es una discoteca-Show, donde actúan haciendo performance de artistas como Elvis, Madonna, The Kiss...entre otros. Fue muy divertida la noche, tenía a un mexicanito que nos servía las bebidas, echaban globos de colores, serpentinas, cañones de papelillos, y la gente gritaba, bailaba, enseñaba el culo...ejem...bueno, eso las guiris putillas que estaban desbocadas...en realidad, parecía un poco Sodoma y Gomorra...pero igualmente, divertidísimo.

Otro día decidimos ir a Tulum, con el colectivo, que viene siendo una Van, donde por 3$ te recogen en la autovía (sí, las autovías se pueden cruzar andando, puedes pararte, e incluso cambiar de dirección en mitad del carril)y te dejan en los sitios más típicos. La rubia siempre paga, como diría Ana...La entrada a Tulum cuesta 51 Ps, es decir, 5$. Eso sí, hay otras formas que incluyen guías, trenecito e incluso una visita desde un catamarán. Pero elegimos la forma a nuestra bola. Es uno de los sitios con más encanto, una fortaleza a pie de mar, frente a uno de los arrecifes más grandes del mundo. Cerca, hay otras dos playas públicas: Santa Fe, que está vacía y Paraíso, que está categorizada como una de las mejores playas del mundo, pero llena de turistas. En el camino hasta las playas, puedes ver una increíble cantidad de iguanas, cangrejos enormes y mosquitos chupasangre. Hay que echarse antibichos.

También nos dio por visitar Playa del Carmen, una noche, después de cenar en el japonés del hotel. Además, habíamos quedado con una familia con los que estuvimos hablando en la playa, muy simpáticos, de Huelva. Estuvimos en una discoteca al aire libre, en la única donde nos dejaban pasar con el chico que era menor. Y realmente lo pasamos bien hasta que empezó a diluviar y cayó un tremendo rayo en mitad de la pista. Aún así, esa noche me encantó la tormenta, me sentía tan protegida, que incluso volviendo al hotel, hubo un momento de acojone múltiple, creo que me hubiera dado igual cualquier cosa que hubiera pasado.

No he parado, he de decirlo. Ni siquiera los ratos del hotel, ya que participaba también en las clases de aquagym, en las de baile...Conocimos a gente muy interesante de otros países,incluso descubrimos que hay gente tremendamente guapa oriundos de Mérida; otros, muy cansinos, bailé bajo la lluvia, comí de todo y hasta marisco...(bueno, algo), bebí cosas nuevas, me reí cada mañana al despertar  diciendo tonterías de las que salen estando de vacaciones, contemplé un amanecer de lo más bonito, dormí 15 minutos en 24 horas,hablé en spanglish, me mecí en hamacas, no me quemé, no me picó ningún bicho...y hasta me terminó abanicando un negro...así, queda un poco racista, pero, os cuento la última anécdota:
Derrick y André, californianos, intentando hacer amistad con nosotras. Derrick, un armario empotrado color wengué. Sentado a mi lado, contándome cosas en un castellano bastante divertido. Parecía que estábamos jugando al Party, con tanta mímica. En esto, que empiezo a abanicarme, por el calor. Y el muchacho, muy cortés, me dice que no me preocupe, que el me abanica. ¡Ana! ¡Ana!; cruce de miradas, y las dos empezamos a reírnos malvadamente, dada la situación. Claro, ellos no entendían nada, pero sonrieron para la foto. El día que se enteren de la expresión: Sólo falta un negro abanicándome, se acordarán de mi y de mi familia, probablemente.

Realmente, lo que todo empezó con un poco de nervios, como os conté en el anterior post, terminó siendo una grata experiencia, y de nuevo, una cantidad infinita de recuerdos y buenas sensaciones grabadas en mi memoria.

Madrid, Madrid, Madrid, en México no se piensa nada en ti.

domingo, 17 de julio de 2011

XXXVI: Misión México

Vacaciones. Ay, soñadas vacaciones. Yo creo que es una de las cosas que no me importaría en mi vida, estar de vacaciones perennes remuneradas. Viajar, conocer, hacer lo que quiera y cuando quiera...Si el trabajo es salud, que trabajen los enfermos ¿no?.
Bueno, volviendo a la realidad, y como bien marcan los calendarios, son fechas para desconectar y descansar. El que crea que tengo más vacaciones que nadie, está equivocado. Lo que pasa es que administro bien mi tiempo.
Este año, y a raíz de un acontecimiento familiar, tuve que cambiar mis fechas de descanso, y como consecuencia de ello, me descuadré del calendario de mis amigas.
Pero, yo que suelo tener recursos para todo, pensé, "bueno, no creo que tenga problemas en que cualquiera de mis demás amigos me acompañen a uno de esos viajes que yo hago".
¡JA!

Busqueda de acompañantes: (el orden no es del todo real)
Primer sujeto: Espectro de Seda

-¿Te vienes a México conmigo? *Dime fechas. -24 de Julio *Tengo demasiado trabajo, no me dan los días.
¡Auchs!

Sujeto dos: Manu

-¿Te vienes a México conmigo?*Dime fechas. -24 de Julio *Tengo demasiado trabajo, no tengo vacaciones hasta septiembre.
¡Auchs!

Sujetos tres: Pin y Pon

-Chicos, se que estáis opositando, que acabáis de venir de LA, ¿os venís a México conmigo? * No tenemos ni un "pavo", y encima tenemos muchas bodas....
¡Auchs!

Sujeto cuatro: Primo Lejano

-Primo, ¿te vienes conmigo otra vez de vacaciones?A México. *Uhmm...¿Tu sabes que vuelvo a tener pareja?. -No, pero vaya, no me importa...* Creo que no puedo.
¡Auchs!

Sujetos cinco y seis: Canelí y Borji

-¿Os venís conmigo a México? (sus respectivas)*Ni de coña, ellos disfrutando y nosotras en casa.
Me lo veía venir.

Sujeto siete: Alex

-¿Te vienes conmigo a México' *¿Cuando?. -24 de Julio *Me voy a Londres el día 1.
¿En serio? ¡Auchs!

Sujeto ocho: Chili

-Chili, ¿te quedan más vacaciones para finales de julio? *No, ya las siguientes me voy en Agosto. Seguro que encuentras a alguien más.
¡Ojalá!

Sujeto nueve: Mami.

-Mami, tu oportunidad para ir de vacaciones. *No tengo ganas, ¿quién se ocupa de tu padre? Hombre, no es por nada, pero creo que con 63 años, se sabe cuidar el solito. * He dicho que no.
¡Y punto!

Sujeto diez: Ari

-¿Te hace un México de relax? *Depende de los dineros que me entreguen mañana [...]Lo siento, no me llega y no tengo paro.
¡Te traeré algo por maja!

Sujeto once: Espontáneo recomendado (y tremendo)

-Sólo te conozco de tomar un café (y me han dicho que eres un buen partido), pero ¿te vendrías conmigo a México? *Te lo confirmo esta tarde, no sólo una semana, ¡me iría más contigo! [...] Lo siento guapa, tengo una reunión inamovible.
Me quedaré con las ganas.

Sujeto doce: Valdebebé

-¿Cuando terminas los exámenes? *El 19, pero las prácticas a finales de julio ¿por qué?. Nada, déjalo, simple curiosidad...

Sujetos abiertos de Facebook/ Twitter:

-¿Alguien con dinero y vacaciones el 24 de julio se viene conmigo a México?
*¡Yo tengo vacaciones! (Ex-compañero de la carrera). Lo siento, tu mujer no creo que te deje
*¡Yo me iría! (Un Ex). Lo siento, no creo que tu novia de ahora te deje.
*¿Y yo? (La novia de mi ex). Uhmmm... creo que hay algunas cosas para las que prefiero no ser tan moderna.
*Yo me voy contigo en octubre.(Amiga de la carrera). Uhm...me quiero ir en julio, por si no lo has leído bien.
*¡Yo!¿Cuando nos vamos?(Desconocido 1). Lo siento, el mensaje era para mis amigos. Además, podrías ser mi padre. Además, no te conozco de nada, ni quiero.

Sujeto trece: El intocable Don M.

-¿Te vienes conmigo a México? *¡Que montón de trabajo tengo!. Uhm... ¿Te vienes conmigo a México? *Es que no tengo dinero. Es que no tengo vacaciones. Es que me quiero ir con mi hermano. Es que mañana me voy a torcer un tobillo y el médico me va a dar la baja para que no viaje. Es que me lo prohíbe mi religión. Es que mi madre no me deja. Es que no tengo bañadores. Es que.....

Es que sabía todas las excusas, pero tenía que intentarlo.

Sujeto catorce: Fotoman

-Te cambio viaje a México por reportaje fotográfico allí. * Me iría encantado, además, por varias razones, pero tengo trabajo importante ese fin de semana. ¿No lo puedes cambiar?
Buen intento. Me quedo con las ganas también.

Como veis, fácil no es. No ha sido para nada. Creo que me va a pasar algo en México ya que tampoco pude ir en mayo, y por eso los planetas no se alinean para favorecer el viaje y el destino no quiere que vaya.
Pero, siempre hay un amigo que sale de la nada.
Y, pese a que lo descarté porque no estaba pasando por una buena racha, cuando le conté la película, fueron estas sus palabras:
*Yo si quieres, me desplazo hasta allí, y me quedo contigo, me hace falta desconectar de todo.
¡Bien, sí!¡ por fin!

Así que, solicitud enviada. Ahora solo falta que la Ley de la atracción funcione, y queden plazas, y me vaya. Y me vaya muy lejos, a disfrutar de todo, a no hacer nada, a escribir, a hacer fotos, a tomar el sol y bañarme. A relajarme, tomar fuerzas y olvidarme de todo.
Y si pierdo el avión de vuelta, tampoco me importaría mucho, la verdad.

Hasta el miércoles, no se nada con seguridad. Pero, que no me quedo en Madrid, eso os lo digo yo.

domingo, 10 de julio de 2011

XXXV: Niños

Los niños y los borrachos nunca mienten. O eso dice la costumbre popular.
Lo cierto es que no hay una verdad que duela más y sea menos oportuna, o más sincera que la de un pequeñajo. Y mira que los hay con mucha mala leche.
Pero también, cuando un niño da un abrazo, es uno de los regalos más bonitos que te pueden dar.
Yo estoy rodeada, ninguno mío, todos de mi sangre. Siete enanitos, todos tan lindos, todos tan bichos...Tiene sus ventajas por supuesto, yo disfruto de ellos, y cuando se ponen cansinos, se los llevan sus padres.

Pero también tengo cercanos niños de otras personas, y el último que conocí, me dejó impresionada, realmente.
Con unos ojos negros, redondos, y unos hoyuelos cerca de la comisura de la boca, y no más de 90 cm de altura, me pidió que le contara un cuento. Al principio, le costó acercarse a mi, pero tardó en perder la vergüenza, lo que en coger el chicle de mi mano.
Así que ya libre de prejuicios, sentado a mi lado, comencé a leerle Peter Pan. Yo no se si es cosa de la edad, o que no le prestaba demasiada atención cuando también era pequeña, que descubrí que el capital Garfio le temía al cocodrilo.... y que Wendy tenía dos hermanos españoles, y que Campanilla era bisexual...ah, no, espera... eso creo que lo he mezclado...
El caso es que cuando terminé de contárselo, me lo contó él (no sabía leer) con una interpretación digna de George Cloony por lo menos...Y después, sacó el cuento de la Bella Durmiente. Yo me estaba riendo ya con sus palabras entrecortadas y sus gesticulaciones, así que accedí a contarle el segundo.
Y entonces se le ocurrió la gran idea de jugar a huir de la bruja (su abuela) y a escondernos por el patio... hacía años, que no jugaba a algo así. Y es que mis sobrinos, son demasiado...de ciudad.
Pero lo que más gracia me hizo, es que yo me convertí en su "Pincesa" y él me tenía que salvar. Y me abrazaba y se agarraba a mi como si no costará. Y su madre, se puso celosa, porque los papeles cambiaron, y ella se quedó siendo sólo "mamá".

Y es que los niños, son demasiado inteligentes, intuitivos desde que aprenden a fijar la vista. El juego prosiguió de tal manera: él era atacado por la bruja, y se comió la manzana envenenada...eso le hizo caer en mis brazos, y yo tenía que despertarlo con un beso.
Un beso... y seguía dormido: ¡¡Oh!! ¡mi principito, que no logra despertar!
Segundo beso...y seguía dormido...¡Oh! que pena, el veneno era muy fuerte...
Tercer beso...ejem... ejem... Principito, despierta ya....

Acto seguido, su padre y su abuelo, espectadores envidiosos de la escena, muertos de risa, confirmando la genética del niño.
Y es que, desde enanos, son tan "hombres", que saben seducir a la primera y conseguir lo que quieren; Y ellas, como siempre, sintiendo celos de mí, por haber conseguido distraer al niño de su atención. Tan real, como de costumbre.

Desde luego, es una pena que con los años vayamos adquiriendo ese pudor que nos cohíbe tanto y de tantas cosas.

jueves, 23 de junio de 2011

XXXIV: Poderes mentales

Os voy a confesar unas cuantas cositas:

Soy multimillonaria, peso 60 kg y el Señor M. es mi futuro marido. Y además, mi libro, el que está en todas las librerías más IN del mundo, está siendo un éxito.
Que sí, de verdad de la buena. Espera, que se me olvida algo también: mi yate está preparado para que organicemos una fiesta digna del mismísimo Baco.

Ay queridos, es que me estoy leyendo "El Secreto", quería después de la última novela espesa, leer algo de humor...
Y es que según el libro, la Ley de la Atracción es tan real como que el Sol sale por el Este. Todo lo que consigas visualizar, lo vas a conseguir. Todo lo que consigas creerte, lo vas a tener. Así que yo ya me he empezado a creer todo lo que me falta, sobra. Es curioso el planteamiento, aunque tiene sus menos y sus más....

Es cierto, que siempre he pensado que atraigo sólo cosas buenas, y que las malas, las hago parecer menos malas. Los que me conocéis sabéis que soy muy optimista, y que siempre veo el vaso a rebosar. Y que en mi vida, solo hay un botón, el del MÁS, no existe ninguno negativo (al menos permanentemente). De ahí que piense que tengo buena suerte, o que me las arreglo para conseguir que todo lo que hay a mi alrededor fluya. O por decirlo de una manera más concisa y breve: tengo una flor en el culo.

Pero si todos pensaran como yo, el mundo sería feliz, ¿no? todos seríamos ricos, todos guapos, no existiría la miseria, ni el hambre, ni las enfermedades. Todos los gordos estaría con un pibón y los bajitos conseguirían crecer por las noches los centímetros que desean.
¿Y que pasa cuando deseas estar con alguien, cuando sientes que es la persona de tu vida, y lo visualizas, y lo imaginas, y te ves en todos los marcos de fotos, el día de tu boda, y con tu primer hijo, y besándolo constantemente, y esa persona a su vez se concibe con otra, o se imagina todo lo contrario a tus planes? ¿ A quién de los dos hace caso la Ley de la Atracción?
Una de las máximas es que tienes que pensar en positivo, es decir, todo lo que interpretes como un "no quiero" , lo vas a tener como un "quiero". Así que cuidadito con lo que pensáis...

Lo que está claro, o al menos para mí, es que somos libres de elegir lo mejor para nosotros, pero muchas veces no es tan fácil como creemos. Para saber que es lo mejor para ti, tienes que conocerte muy bien, y es algo complicado. A veces, hay personas que tardan años de madurez en conocerse. Otros, no lo consiguen en su vida, y otros, lo conseguimos antes, o al menos creemos que ya lo hemos hecho.
Cuando logras centrarte en ti, es fácil sugestionarse y obtener aquello que ansías. Y lo que sí es cierto, es que debe de ser creíble para ti. Por mucho que me gustaría, no voy a tener poderes mágicos para hacerme invisible cuando no me interese que me vean.

Lo importante de todo es que valores  lo que ya tienes, porque sólo dando gracias por lo que has conseguido, te das cuenta de que lo demás, vendrá en su momento justo, en su sitio exacto, y con la persona correcta.

domingo, 19 de junio de 2011

XXXIII: Por qué los hombres no se depilan y las rubias no se afeitan el bigote

Vengo de un día piscinero. Es lo que tiene Madrid, mucha urbe, mucha modernidad, pero de secano total...Así que hay que tirar de las albercas artificiales.
Ya sabéis, que me encanta observar. Y que la piscina es un foco de temas para hablar.
Pero hoy, como iba con el Primo, la conversación ha sido distinta.
Así que me ha dado por pensar, sobre lo que veía, y dos temas os planteo: ¿por qué los hombres no se depilan? ¿que tiene que ver masculinidad con higiene? ya no es moda, sino comodidad.
Venía en el dominical hoy un reportaje sobre ello, sobre las tendencias actuales de depilación.
Y es que es verdad chicos. La suavidad, la comodidad, y lo estéticamente bonito que resulta un pechito, una espalda, unas axilas por no hablar de otras partes...¿de verdad que no lo habéis probado?

Si a las mujeres se nos exige por norma, y comparamos con otros países vecinos cuando queda algún pelillo mal visto, ¿por que ellos no? Que es un latazo, sí, doy fe. Que nada más que pensar en como una cinta de cera arranca uno a uno cada vello, mientras que tu sientes como si un alfilerito te va pinchando en cada poro, da dolor, pues sí. Pero también la sensación es muy buena. Suaaaaaaaaaaaave...
suaveeeeee....suaaaaaveeeeee.... y limpio. Da esa sensación. De verdad, creedme.

Y el segundo tema: ¿por qué las rubias no se afeitan el bigote? ¿de verdad creen que porque tengan el vello rubio, no se les nota? si hay algunas, que mientras piensan, se retuercen las puntas y hacen caracolillos. Señoras, que se nota, o mejor dicho, que pinchan.

Desde aquí mi llamada o mi consejo a ambos: hombres y rubias, el vello, no es bello. Mejor por defecto, que por exceso. Que la naturalidad no es excusa para no hacerlo.

Regalo unas caricias al que lo pruebe.

viernes, 17 de junio de 2011

XXXII: Verano

Tras el baile de fin de curso, una maleta, el Renault 6, y la A-316 abrían las puertas a lo que un largo verano de tres meses nos esperaba con los brazos abiertos.

Cierto es que nos daba algo de pena ver a mis padres despedirse de nosotros hasta el siguiente fin de semana. Pero sólo una poca de pena.
Abríamos la puerta del patio antes de que papá metiera el coche de culo, siempre del mismo modus operandi, porque si no, raspaba el largo morro que tenía la "marranica".

Los dompedros habían florecido ya, el níspero y el ciruelo estaban rebosantes, y la palmera, tan flamenca y frondosa como siempre, fruto de la discordia entre la vecina bruja que se quejaba constantemente de ella. Pobre palmera, que culpa tenía de ser tan bonita. El pinsapo, tan verde, tan alto, tan imponente, tan acogedor en su pie, para darnos sombra en las calurosas tardes.

Y mi abuela, al fondo, en la calzada, sentada rezando el rosario de la tarde, en su mesita camilla y su mecedora roja, con esos cojines tan horteras que siempre terminaban por los suelos, por el vaivén de la misma.

Esos besos, esos abrazos tan fuertes y que con tanta alegría nos recibían. Una cenita rápida, un "portaos bien y haced caso a la abuela" y una envoltura de amor de madre, dejándonos pasar las vacaciones lejos de su ala. En realidad, nadie nos obligaba. Era lo que esperábamos. Era lo que tocaba cada año.

Día tras día, las rutinas eran las mismas. Madrugar, hacer los recados, ordenar la casa, ayudar a hacer la comida, recoger la mesa, salir al patio huyendo de la siesta, entrar a los 10 minutos por no aguantar el calor, tirarnos al suelo en una manta bajo el ventilador, ver Curro Jimenez, Verano Azul o la novela de turno que mi abuela siguiera, merendar, ayudarle a vestirse para ir a misa, jugar corriendo, regar las plantas, ducharnos, cenar esos bocadillos impresionantes de mortadela Pamplonica, salchichón o salchichas con ketchup.
Y salir a la calle oliendo a Nenuco, con las esparteñas y los pantalones cortos, con las rodillas llenas de desollones, con la silla de ella, para dejarla sentada en casa de las vecinas, y mientras, de lejos nos vigilaba, ir a la plaza, a por la recompensa diaria: la granizada de Periquillo, a 6 duros el vasito, ese gran misterio alimenticio, con más secreto que la Cocacola. Un par de horitas haciendo el cabra por la plaza, y a casa de nuevo. La noche no terminaba ahí, porque la sesión de observar el cielo, con las luces apagadas, las toallas por encima por el fresquito, y contar las estrellas, no podía faltar.
Así, lunes, martes, miércoles, jueves, viernes...El sábado volvían mis padres, mi madre hacía la comida, mi padre lavaba el coche, mi abuela se ponía nerviosa, y nosotros nos aprovechábamos de los mayores para que nos dieran dinero y poder comprar los helados grandes.
Y los días que la Tita estaba, todo era distinto. Entonces sí no hacíamos nada, sólo disfrutar, pues nos llevaba a tomar mostos tintos a la plaza, a comprar a los supermercados, a probarnos ropa, a la piscina, a bailar a la discoteca de verano.

Que felices éramos con tan poco, nos bastaba con llenarnos de tierra las manos, con correr delante de la manguera y con contar las estrellas y los aviones que pasaban por encima de nuestras rubias y pequeñas cabezas. Cuanto valor adquieren las anécdotas, cuando tan lejanas están.

domingo, 12 de junio de 2011

XXXI: Amistad

Esta madrugada, de vuelta a casa, lancé una pregunta al aire, con todo el propósito del mundo: ¿quién es tu  mejor amigo?
La respuesta anduvo por las ramas, hasta que está mañana se me contestaba en un mail una visión de lo que para esa persona supone la amistad.

La amistad, termino que comparte raíz de la palabra amor.
¿Que es para mi la amistad? sinceramente, el regalo más bonito y menos preciado que tenemos los seres vivos.
Partiendo de lo más básico, interpreto la amistad como el  intercambio de emociones entre dos seres. Y hablo de seres, porque, aunque yo no tenga, creo que los animales, por ejemplo, pueden responder a los mismas emociones.
En cuanto a las personas, me centraré más ahí, creo que una amistad nace de manera espontánea, más o menos rápida. La verdadera, es la que a parte de nacer, crece, se reproduce, y nunca muere.
Entonces, ¿por qué todos perdemos amigos, o los cambiamos? Porque realmente hemos visualizado esa amistad como un intercambio no de emociones, sino de razones.
Por eso, casi nunca se produce una amistad sincera entre un hombre y una mujer, por eso, cuando alguien que hemos considerado un amigo, nos dice una verdad que no queremos oir, nos molesta.
Por eso, cuando nos piden algo que escapa de nuestras manos, de nuestro monedero, que sale de nuestras costumbres, se nos diluye esa amistad.

A veces encontramos ese sentimiento de amor natural (tema que ya he comentado otras veces) en la distancia, a través de una pantalla, de un teléfono, de un mensaje. Palabras que nos llegan al corazón, y que producen en nosotros cambios, y consideramos amigo a quién lo ha provocado.
A veces, solemos salir con la misma gente, que durante mucho tiempo hemos llamado "amigos", y sin embargo, no saben nada de tu vida, que te hace llorar, que te hace reír, cual es tu canción preferida.
A veces, confundimos unas conversaciones con la amistad, cuando quizás han sido sólo una muestra de cortesía, de socialización.

La amistad tiene que ser amor, para ser real, y el amor, es dar sin esperar recibir nada a cambio. Lo demás, es compañerismo, colegueo, camaradería, o simplemente, falsedad.

Un amigo no es el que te da un abrazo cuando lo pides, sino el que te abraza antes de que lo necesites.

domingo, 5 de junio de 2011

XXX: Hablar por hablar

Hay una frase que dice, que tenemos dos oidos y una boca para escuchar el doble de lo que hablamos. Me la enseñó un sabio de Puertollano.
A veces sobran las palabras, sobre todo cuando son sin fundamento.
A veces, hablamos, o escupimos frases sin sentido por hacernos notar, por resaltar, por marcar territorio. Sandeces sin sentido para ocultar nuestra triste realidad. O nuestra alegre realidad. Pero no nuestro presente.

Sin embargo, nos paramos poco a escuchar. No nos gusta; no nos gusta nada soportar lo que le acontece al que necesita una palabra de apoyo, una opinión, un consejo. Pero cuando pasan las cosas, nos extrañamos, y volvemos a hablar y a decir que cómo desconocíamos lo que ocurría.

¿Alguna vez te has parado a escuchar tu corazón?

Reconozco que uno de mis vicios, de los pocos o ninguno que tengo, es escuchar el corazón de la persona que quiero, o que me importa. Los latidos, el bombeo de la sangre que le da vida, que le hace respirar. Su aceleración, su relajación. Me hace sentir en calma, tranquila, y creo firmemente que empezando por la parte más intima o interior de esa persona, se puede empezar a entender las distintas capas que cubren su ser.
Claro está, que no te puedes ir pegando al pecho de cualquiera, así como así. Pero, hay mil formas de escuchar, y de escucharnos. Sólo se necesitan dos cosas básicas, querer, y estar abiertos a recibir los mensajes que nos envían los cinco sentidos de quien tenemos delante.

El único riesgo que corres así, es que nunca quieras dejar de escucharlo.

viernes, 27 de mayo de 2011

XXIX: El día que me emborraché con Manu Tenorio

Ay, que penita da volver a la rutina, dejar de tomar el solecillo y tomar el calorazo de las calles madrileñas.
Y sí, ya se que me echábais de menos y que estáis ansiosos de saber a que se debe ese título. 
Lo primero que he de decir, que ese estado de embriaguez fue de manera unilateral (y no por mi parte). Lo segundo, que fue verídico. 

Y es que cuando Perri, Mordisquitos y la menda, que más adelante os diré cuál fue mi mote, nos plantamos en la misma fila del aeropuerto para embarcar en el avión y dirigirnos al mismo crucero, no imaginábamos lo que acontecería días siguientes.
Porque entre visita y visita a distintos puertos, mojitos y vórtices demoníacos, bailes pegadizos y muchas risas y fotos tontas, también había momentos filosóficos, cariños y descansos mentales. 

El caso es que en una de esas tardes, volviendo de Santorini, decidimos que era el día ideal para tomar el sol en la piscina. Bueno, el sol, y una cantidad de daiquiris de los que pasan factura. Hasta tal punto, que Mordisquitos abrió su normalmente cerrada boca, para llamar la atención de Manu, este gran artísta producto de OT en su primera edición.
Total, que nos reímos. Y mucho. Pero más me reí cuando Mordisquitos apareció en la disco a las 3 de la mañana, preguntando que quién lo había llevado a su cabina. 
Al día siguiente, las bromas fueron a más, pues dimensionamos lo que había ocurrido, y lo transformamos entre el equipo de grabación y yo. Así que el pobre Mordis se quedó descolocado.
Pero, como recompensa, nos invitaron a compartir un rato de charla en su cabaña secreta.
Y el rato, también se amplió hasta que cerramos la discoteca y nos despedimos del crucero.


Había sido la última noche de una semana espectacular, de unas sensaciones muy buenas, de unas emociones compartidas, acogidas y trasladadas de unos a otros. Habíamos reido con gente que conocimos allí mismo, con un hada disfrazada de bruja, y un halcón disfrazado de vampiro. Habíamos vivido algo no común para nosotros, donde esa ficción que a veces vivimos de lejos, en un televisor, en un escenario, o en una radio, se había colado en nuestras vidas por una noche. 

Así que cierre de oro para unas vacaciones de platino, con unos diamantes como amigos.
Y por cierto, yo era un mapache...

domingo, 15 de mayo de 2011

XXVIII: Premonición

¿Sabes, esos días que te despiertas, y no dejas de hablar internamente contigo mism@? ¿Cuando tienes una sensación de que algo va a pasar, y estás alerta de todo lo que te rodea?
Creo que se llama premonición. Cuando te adelantas a los hechos. Y la confirmación de una premonición te puede venir en el momento más absurdo. Como estar planchando, y de repente abrirse tu mente, y decir, de acuerdo, se acabó. No tengo ganas de que me sigas tomando el pelo. De que te sigas riendo de mi. De perder mi tiempo, y hacérselo perder a los que me quieren.


Porque de pronto, todas la voces que alguna vez han aconsejado, y que por un oído me entraban y por el otro me salían, se han unido cual coral flamenca, con panderetas y castañuelas incluidas, y con un chasquido, han conseguido transmitirme esa necesidad que tenía, de mi propia alma decir, ahora sí.


Porque mientras siga detrás tuya, no podré ser feliz, ni hacer feliz a nadie. Porque no te das cuenta de lo que tenías, y como con muchas cosas, en el momento en el que las pierdes, lloras. 
Pero ahora amigo, ya no necesitas inventar más escusas. Porque no te voy a pedir nada más. Porque si actuaras como dices que sientes, las cosas serían distintas para los dos. El movimiento se demuestra andando.


Y sí, me acabo de liberar. Mañana emprendo un viaje. Uno de esos que a mi me gustan, donde dejo caer mis malos pensamientos al mar, y se funden con la estela que va dejando el barco. Donde los atardeceres se viven intensamente, y el cariño de los amigos resurge con más ímpetu. Donde los recuerdos aparecen como fotografías anaranjadas, de esas que guardábamos en una bolsa de kodak de las primeras que eran de plástico. Donde te das cuenta de que las ayudas no se pagan, no se cobran, si no, dejan de ser ayudas para ser un simple producto que se vende. Salen del corazón y no tienen ningún doble sentido.
Donde finalmente te das cuenta, de que aquello que no te aporta nada, te hace tropezar, y es mejor apartarlo.


sábado, 7 de mayo de 2011

XXVII: Bilbao

Que mi disponibilidad para viajar es amplia, es cierto. Que me gusta más que a un tonto un lápiz, más cierto aún. Que si encima me pagan, mejor. Y que me guste lo que hago, pues ya es la caña.

Así que, Candelilla, tirando para Bilbao el viernes.

Lo cierto es que ya se que una ciudad no se conoce en un día, pero como siempre digo, con una visita es suficiente para saber si quieres, o no quieres volver. Y yo quiero volver.
Porque la ciudad, me parece muy bonita; moderna, pero clásica; tranquila, pero animada. Con vida, pero buena. Cercana, pero con respeto.

Mi compi me prometió que no pasaban cosas raras; el hecho es que siempre alguna, ocurre. Confundir a Laura Sanchez con un travelo de piernas larguísimas, no tiene precio.
Carearnos con un señor todo "sepsi" con la camiseta por el ombligo, y la panza colgandera, da risa.
Llevar un coche XXL, y que nos quiten tres pedazos de huecos seguidos, ya es mala suerte. Pero es que el tamaño, si que importa.
Probar un cocktail de Martini con Angostura, apto para tipos duros, no hacer ni un guiño, y que encima a mi no me afecte, me ha autorizado para volver de visita.
Terminar comiendo una pizza con las pintillas de pijos en la zona más "perroflauta", te hace ganar puntos fijo. Y si la unica cerveza que bebes, la Desperados, la encuentras en el último bar de la noche, aún mejor.

Y como la compañía también influye, he de decir que le sumó más interés a la visita.

Así que, muchas gracias por todo Sergio, volveré para hacerte la prueba de la playa!!

miércoles, 27 de abril de 2011

XXVI: El único fruto del amor

De mis cosas absurdas que normalmente me pasan, sí, digo normalmente, porque me pasan con mucha asiduidad, yo creo que la siguiente es la que más "en bragas" me ha dejado.

Un día, como otro cualquiera, voy al Super de mi nuevo barrio, que es muy fashion. Mi barrio, digo.
Nada más entrar, un tío, con una cara de, le faltan dos primaveras, y una bolsa de plátanos en mano, me dice:
-Perdone, ¿le puedo hacer una pregunta?
Y yo, ya sabéis que los raros son mi debilidad:
-Sí, dígame.
-Estos plátanos, ¿¿son grandes o pequeños??

¿Podeis imaginar mi cara?

-Eh.... Pues, depende de para que....
-Pero ¿son grandes, o pequeños?
-Hombre, para mí,(pequeños), pues no se, ¿¿medianos??
Respuesta neutra.
-Si los quiere más grandes, coja Bananas, y si los quiere más pequeños,seguro que hay más ahí.
-Gracias, gracias, los quiero más pequeños...
A todo esto, una chica que había en la caja, se partía idem....Normal.

Y esto, me da a mi que pensar.

¿¿Por qué nos gusta tanto hacer símiles con alimentos cuando nos referimos a otras cosas, como por ejemplo los órganos sexuales?? ¿Por nuestras ansias de devorar? ¿Por gula?
Os pongo unos ejemplos:
¿Por qué los pechos son, según tamaño, melones, peras o brevas? ¿Por qué no naranjas o melocotones?

¿Y por qué todo lo que sea, alargado, plátano, banana, pepino, los bollos de pan (de ahí el refrán, no tengo el horno para bollos) nos recuerda al miembro viril?
¿Por qué los labios, y me refiero a los de la boca, son de fresa, y pulpa del fruto de la pasión? ¿Acaso tienen pepitas? Porque lo de los pelillos, como la fresa, lo puedo entender, si la boca tiene bigotillo. Y respecto a
la fruta de la pasión, ¿la habéis probado? ¡Es asquerosa!una mezcla de limón con pepitas de sandía.

¿Por qué la piel es de melocotón? Seamos realistas, cuando tocas directamente un melocotón, te estas rascando durante un buen rato...
¿¿Y que me decís de la "piel canela"?? ¿Astillada y marrón? ¡Me estas diciendo tronquito??porque si nos ponemos así, también podríamos decir, piel color brea.... Que también está buena...
Pero ya no solo utilizamos similes comestibles en el sexo y/o/u romance. Porque si algo no vale nada, nos importa un pimiento; si no funciona, es una patata; si es aburrido o vas ebrio, es una castaña; si no se entera, es una empanada (mental); si es muy bueno, es la Re-pera( o la re-teta, según lo anterior mencionado); si un calcetín está roto, tiene un tomate; si te cabreas, le das una torta al otro; si te das un golpe, es una leche; y si
los pies te huelen mal, es a queso... Por no hablar, de cuando algo huele a bacalao, que ya sabéis a lo que me refiero.

Creo, que nuestra lengua es tan rica y variada, que se nos permite todo, y  lo que verdaderamente importa, es la entonación que le demos a la frase.
Pero eso si, no dejamos de pensar en dos cosas durante el día: en mojar el churro, y en
comer(noslo)
Hasta pronto, bombones.

El hombre es el único animal que come sin tener hambre, bebe sin tener sed, y habla sin tener nada que decir.

lunes, 25 de abril de 2011

(Inciso)

No me vale un mensaje, un chat, una llamada.
Maldita tecnología que es tu excusa perfecta.
Te echo de menos, necesito un abrazo tuyo.
Sigues siendo mi primer y mi último pensamiento del día.
Ven.
Te espero.
Con los brazos abiertos.
Con los labios sedientos de tí.

viernes, 22 de abril de 2011

XXV:La gran historia del Redecillo


Había una vez, una bella jovenzuela, que trabajaba en un departamento de reservas, feliz y ajena al mundo que le rodeaba.Un buen día, conoció a un muchacho, compañero de oficina. No era nada guapo,tampoco desagradable a la vista, pero tenía un buen cuerpo. De hecho, lo calificaría más tarde en esa categoría de "hombre-gamba" (le quitas la cabeza y te quedas con el resto).
Este muchacho, apodado el "Príncipe de Beukelaer" entre sus compañeras, parecía interesante, al menos simpático. Así que echándole morro, le pidió a la bella jovenzuela que si quería tomar un café con él.
-Está bien- dijo ella. - Quedaremos en un sitio céntrico el domingo por la tarde.

En esa primera cita, ella descubrió que tenía un punto payasete, y otro punto romanticón, a parte de un Mercedes Biplaza, descapotable y automático.

Como lo pasaron bien, decidieron quedar otra tarde para cenar. Estuvieron en un sitio muy bonito, y bebieron un vino muy rico. Al salir del restaurante, el "Príncipe de Beukelaer" quedó tan maravillado, que cogió la mano de la chica, y en mitad de la calle, le pidió si podía ser su novio.
Ella, un tanto sorprendida de su reacción, aceptó.
Pasaron los días, y se aproximaba el cumpleaños de ella. Había seleccionado un lugar muy especial para celebrarlo con gente muy especial. Entre ellos, un amigo de la juventud. Muy apuesto, por cierto.
Lo pasaron todos muy bien, pero cuando la noche terminó, el verdadero carácter de él, empezó a mostrarse. Que si le gustas a tu amigo, que si no me haces caso, que si todos te miran....
Ella, que ya sabía lo que era soportar a un cansino de ese tipo, empezó a pensar en qué tenía que hacer... El mismo día que cumplía sus 23, y tras una "cutrecena" del chino en una casa de un amigo de él, en plan ocupa,mientras que él se trincó una botella de vino del caro del dueño de la morada, ella recibía una llamada, que ponía el punto y final a la decisión que en breve tomaría.

Así que tres días más tarde, y tras consultarlo con el consejo de "amigos sinceros y desinteresados", decidió quedar con él, el cual se presentó a la cita con una bolsa de viaje, con su tupper y su bolsa de aseo para quedarse con ella a dormir:
-Mira, creo que nuestros caminos van por senderos distintos, y tu forma de ser no encaja con la mía. Creo que mejor lo dejamos aquí.
-¿Me estás dejando?
-(Interpreta lo que quieras, pero sí)...Eh.. sí.
-Pero yo estoy enamorado de tí!
-Pero yo no, y no quiero seguir.
-Pues si no te tengo como novia, no te quiero ni como amiga!
-Bueno, pues ya está....
-Pues ahora no se como volver a casa...
-Cógete el metro, que todavía llegas.
-Sí, y que le digo a mi madre....que vuelvo ahora...
-Ehm.... bueno, va, quédate si quieres a dormir.

Hasta aquí, más o menos, la historia, sin ver al personaje, toma un rumbo más o menos normal. Pero, la gran historia del Redecillo, comienza a partir de este momento.

La chica, mona ella, con una batita de boxeador, decide ir al baño antes de acostarse:
-Cuando ya no quieras esa bata, dámela, que me encanta!
(Primera cara de asombro)
La chica, (segunda cara de asombro)que sale del baño se encuentra con esta imagen:

Él, en calzoncillos, metido en la cama, y, haciendo realidad los rumores de la oficina, con UNA REDECILLA EN EL PELO, para no despeinarse la melena morena.

La cara de expectación de la chica, podréis imaginar, empezó a cambiar en el momento que el ataque de risa, comenzó. Hasta tal punto no pudo aguantar la risa, que finalmente, tuvo que quitarse la red, o salir de la habitación.

No contento con eso, por la mañana temprano, cuando se marchaba, aún consiguió hacer reír más a la chica: sacó de su bolsa un cepillo de rulo, y un litro de colonia de lavanda.
Ese fue el último día que lo vio. En una semana, fue despedido.

Y colorín colorado, este post-cuento, se ha acabado.

P.D: no preguntéis por qué la chica tiene un don especial para hacer sentir a los bichos más raros que son normales. Pero también tiene el mismo don para darse ella misma cuenta de que no lo son, y dejarlos.





domingo, 3 de abril de 2011

XXIV: Títulos para una noche de sábado

Una fiesta de cumpleaños, si sólo conoces al anfitrión puede ser aburrida, salvo que seas una persona muy extrovertida, bien por defecto o bien por que bebas tanto que te salga de manera "natural". Aún así, cuando ves al anfitrión contento, eso también se contagia e inunda de buen rollo a los demás participantes.

Así que lo mejor, para quedar bien y además pasarlo mejor, lo ideal es contar con otra amiga que te acompañe.
Claro, que la noche puede ser tan especial que se estire, estire, estire....y de pronto empiecen a suceder cosas que la nominen. Eso, también puede pasar, si y desde temprano, ya empiezas con, permítanme la expresión, el chomineo con el chat del teléfono.

Digamos, que podemos resumirlo en estos títulos:

-En este vagón solo hay o gays o feos. -No te quejes, en el mío solo hay panchis o kinkis...
-Bailando con Mr. Bean
-Estamos rodeados de Mocedades
- No sin mi Australiano
-Quiero ir al Congo
-¿Tu eres gallego?
-Maite y María descubren su vocación secreta: monologuistas.
-Allí abajo en la mina: a pico y pala
-Cuando María conoció a Pepe
-El mentalista
-Los grifos cada vez los hacen más modernos
-Que tío más largo... como lo tenga todo igual....
-Los cojones 33: no hablo mejor inglés cuando voy borracha
-Como me hagan pasar por un detector de metales, no se que coño voy a hacer con el abrelatas
-Despedida a la semifrancesa: adoro a los taxistas oportunos
-Tengo hambre[...]A las cinco de la mañana, te comes lo que sea
-Me quiero poner el cinturón, pero no encuentro el agujero
-No me gusta el tricornio. -Pues que te enseñe la porra
-Perdona ¿buscas algo?. -Perdona, tu amiga tiene un problema....

Así, no tiene mucho sentido. Pero os puedo asegurar que anoche, fue una de las mejores de mis salidas nocturnas en Madrid.





sábado, 2 de abril de 2011

XXIII: Fresas con nata

La inspiración viene en cualquier momento. Fluye, emana de la nada, y crea el todo. Aparece cuando el animo, el bueno, brilla por su ausencia. Pero no siempre pasa lo mismo. No todo son penas en ese estado.
Mi inspiración ha venido en un bol de fresas, con nata, por supuesto. Y es que hoy, tal día como hoy, hace un mes, comenzaba una etapa de crisis. Crisis, como cambio, no de esa manera peyorativa que tan quemada está últimamente.

Mis cambios, muchos.Pero, hoy, con cada bocado a una fresa, y como siempre con mi música de fondo, me dejo llevar por el buen gusto de las circunstancias que he pasado.
Cosas, causas, cuanto menos inesperadas. Aún así, me doy cuenta de mi capacidad de superación y asimilación.
Dejar una relación, siempre tiene su doble sentido. Uno, para el que es dejado, y otro, para el que deja. En mi caso, el segundo, siempre te quedas con una idea superflua y materialista de que el que es dejado se va a arrastrar y decirte que no te puede olvidar y que vuelvas con él.
Como esto no es así, automáticamente, el corazón unido a un instinto de supervivencia natural, busca otros medios de soporte y consuelo.

Y ahí es donde empieza el juego. Amigos, fiestas, cosas que hacer, cosas que comprar y que organizar en una nueva vivienda. Viajes, eventos varios... y más gente nueva. Espectáculos, presentaciones, cafés y chats.
Rápidamente, el consuelo hace su efecto, y el corazón vuelve a crear su coraza, una capita más de pintura, un aislante más bueno.

De pronto hallamos nuevos besos y abrazos, que cumplen su función en un momento dado. De nuevo esa sensación de, que bien sienta tu calor, que bien sienta apoyar mi cabeza en tu hombro.

Pero no nos engañemos, cada uno cumple un papel en un momento dado en la vida de otra persona. Al final de la nuestra, hemos sido actores de una gran obra, o de muchas. Algunos, sobreactúan para que no le influya su mismo papel, y así consiguen aparentar que no sufren. Otros, simplemente, nos dejamos llevar por la espontaneidad, aunque parezca lo contrario.

En una misma semana, tres personas distintas me han dicho que nunca han hecho nada a disgusto conmigo, que soy una persona difícil de olvidar, y que tras mi sonrisa de niña buena, escondo una mirada malvada.
Pero yo sigo siendo la misma, ¿no? o si influyo de manera tan distinta en cada una de las personas que me rodean, habrá un momento, en el que no sepa que papel toque hacer, me equivoque de guión, y meta la pata. Es por ello, que (a una cuarta persona, le digo) analizo todo, cuanto pasa, y cuanto pueda pasar, pues, de lo único que estoy segura, es que se puede ser espontáneo y a la par, adelantarse un poco a los sucesos, para que nadie del grupo sea dañado.

Me encantan las fresas con nata. Realmente, te lo estoy diciendo con mi mirada maligna, y mi sonrisa complaciente.

martes, 22 de febrero de 2011

XXII:Déjà vu

De nuevo esa sensación de vértigo.
Otra vez, esa presión en el pecho, ese llanto incontrolado. Esa mirada en el espejo, incomprensible mirada.
De nuevo esa sensación de haberlo vivido, de haberlo sufrido antes. Y nada, no hay solución. Sigo sin encontrar ese abrazo que tantas veces me mecía de pequeña. Sigo echándolo de menos. Sigue doliendo perderme cada noche sin un beso. Es, era el único consuelo.
De los actos que soy responsable, doy la cara, por mucho que me cueste. Me convierto, dejo de ser yo, hasta que en una batalla que yo inicio, es el enemigo el que se deja ganar.

Me han apuñalado hoy, donde más me dolía. Y yo estoy anestesiando poco a poco a quien da todo por mi.
La vida es tan injusta a veces. La vida duele tanto.
Otra vez esa maldita sensación de déjà vu.