domingo, 18 de octubre de 2009

Capítulo 87: Písale más

Cual Telma y Louise, pero sin Brad Pitt y sin pañuelo en la cabeza, el viernes por la tarde, después del trabajo mi partner trip, Hanna y yo decidimos hacer una visitita a la Feria de Jaén 2009.
Hacía dos años que no la pisaba, y para mi sorpresa, ha cambiado gratamente. Para la sorpresa de Hanna, no se trataba de una verbena de barrio como las de de Madrid, ni mucho menos.
Así que una vez cenadas en casa de mami, y junto con mi primo, más conocido como "primo Larry" por eso de ser de tierras lejanas, nos bajamos al ferial a mover el esqueleto durante un buen rato.

El sábado nos sorprendió la mañana con un soletón como de costumbre, reflejándose en el bloque de enfrente. Una barbacoa familiar, y un rato de charla de viajes, planes, y risas de otros momentos.

Pero lo bueno se aproximaba a partir de las 9.30. Cena con mis amigos de Linares, y posteriormente, más casetas, más música, más copas y más gente. Lo curioso, la mezcla de personas que estábamos, cada uno, de su padre y de su madre....En la variedad, está el gusto, desde luego, pero siempre es grato coincidir con viejos amigos, y amigos contemporáneos.

Así que hoy, y ya que Juan me miró indignado anoche porque aún Hanna no había visto nada más de Jaén que el recinto ferial y la casa de mi hermano, hemos ido las dos de turistas, por el casco antiguo, al castillo y a la catedral. Le he dicho que en próximas visitas se lo enseñaré todo mejor. Pero, le ha gustado, que es lo que importa.

Y como Telma y Louise de nuevo, hemos puesto rumbo a la capital de España, sin saber cuando hemos arrancado el coche, que nos esperaba un viaje muy entretenido. Y es que como siempre me tienen que pasar cosas raras, hoy hemos vivido una persecución de un panda negro, con una L al revés, y dos pavos dentro, que cada vez que nos adelantaban, se reían, y cada vez que los adelantábamos , nos sacaban la lengua. Y, jugando a ser más listas, los hemos logrado despistar metiéndonos en una estación de servicio. Ellos, como planeábamos, se han metido detrás nuestra, pero cuando bajaban del coche, les hemos dicho adiós desde el nuestro. Quizás la merienda nos hubiera salido gratis, pero no lo queríamos comprobar. Eso sí, nos hemos reído mucho a su costa cuando nos han visto pasar, unos veinte minutos después por su izquierda, bajo la directriz de Hanna, písale más ahora, que les voy a decir otra vez, Adiós!