jueves, 7 de enero de 2010

Epílogo

Por fin me encuentro en mi casa nueva. Sola, mientras escucho a Nina Simone en un ambiente totalmente calmado. En la calle nieva, lleva así todo el día, y aunque es un fastidio, es bonito ver mientras cae, con una taza de té en la mano. Poco a poco me acostumbro a este hogar, a tener salón y unas bonitas librerías blancas, y vistas a un jardincito al cuál accedería con un salto. La ducha de hidromasaje no está nada mal, por cierto.

Las Navidades ya han pasado, las fiestas, la familia, los niños, las compras y los Reyes. Han pasado también los días de culto, las celebraciones y los compromisos.
Frente al agobio mental que tenía, físicamente ha sido un periodo de lo más relajado, con tanta fiesta de por medio.

Los enfados, parcialmente también, aunque ya nada es lo mismo, ni lo será. Pero, si algo me quedo de lo que me han enseñado, es que no tengo por qué hacer mal a nadie. Otra cosa, es que haga el tonto o pierda mi tiempo.

Me han hecho sonreír estos días bastante, y con eso me quedo. Con el cariño de los que realmente me quieren, estén o no cerca de mí.

Así que espero un 2010 con los brazos abiertos, y sin duda, lleno de cambios. Año nuevo, vida nueva. ¿Amores nuevos?Puede ser... ahora, llaman a la puerta.





P.S: Lo se, he dicho Nina Simone, pero no encuentro esta canción cantada por ella, así que os dejo la versión de Fitzgerald