miércoles, 21 de diciembre de 2011

Volver a casa

Vuelvo a casa, con una bolsa muy conocida para mí entre las manos. Roja, con unas letras de la empresa por la que he permanecido 4 años en Madrid.
En esa bolsa, distinta a otros caminos, porto unos regalos que mis compañeros me han traído. Unos recuerdos de los de por vida. También una foto, un montaje de todo el equipo los cuales son las ovejitas y yo Heidi, y Eugenio es Pedro.
Esa bolsa contiene innumerables recuerdos, de risas, de sonrisas, de emociones, de presiones, de trabajo conjunto, de alegrías conjuntas y de "estreses" olvidados entre las copas del bar de más arriba de la oficina.
En esa bolsa llevo cientos y cientos de personas que he conocido, que han pasado por mi vida durante esta etapa, unos, más afortunados, otros, menos, pero sin duda un recuerdo para cada uno. Me llevo mil imágenes, mil sentimientos, pero en ningún caso lágrimas de rabia ni de miedo, sino tal vez algunas hechas de una mescolanza de alegría y tristeza.

Vuelvo a casa, a mi casa. Es curioso como por mucho tiempo que haya vivido fuera, siempre he vivido como de prestado, y el pronombre posesivo se lo adjudico al hogar donde crecí, a la casa familiar. Lo demás, nunca alcanza el valor de ese sitio que te vio crecer.
Cierro una etapa de mi vida, muy buena, estoy muy contenta por ella, por lo que he aprendido, por lo que he luchado y ganado. Pero hay situaciones que el destino presenta como un regalo, y hay que cogerlas aunque la razón no lo entienda.
Cierro la etapa de los barcos, de Pullmantur, de las agencias, de la blackberry, del metro y los atascos,  de un ambiente multirracial, del comercio masivo, de los viajes por trabajo...Lo cambio todo por algo que creo que es lo que me mueve en el sentido más concreto, y en el sentido más amplio. Amor.
Cierro esta etapa con una gran sonrisa, y espero con los brazos abiertos la siguiente, con la cabeza muy alta, y llena de ilusión.

Gracias a todos los que habéis compartido conmigo estos años. Os espero en la playa.
¡Feliz Navidad!