Que mi disponibilidad para viajar es amplia, es cierto. Que me gusta más que a un tonto un lápiz, más cierto aún. Que si encima me pagan, mejor. Y que me guste lo que hago, pues ya es la caña.
Así que, Candelilla, tirando para Bilbao el viernes.
Lo cierto es que ya se que una ciudad no se conoce en un día, pero como siempre digo, con una visita es suficiente para saber si quieres, o no quieres volver. Y yo quiero volver.
Porque la ciudad, me parece muy bonita; moderna, pero clásica; tranquila, pero animada. Con vida, pero buena. Cercana, pero con respeto.
Mi compi me prometió que no pasaban cosas raras; el hecho es que siempre alguna, ocurre. Confundir a Laura Sanchez con un travelo de piernas larguísimas, no tiene precio.
Carearnos con un señor todo "sepsi" con la camiseta por el ombligo, y la panza colgandera, da risa.
Llevar un coche XXL, y que nos quiten tres pedazos de huecos seguidos, ya es mala suerte. Pero es que el tamaño, si que importa.
Probar un cocktail de Martini con Angostura, apto para tipos duros, no hacer ni un guiño, y que encima a mi no me afecte, me ha autorizado para volver de visita.
Terminar comiendo una pizza con las pintillas de pijos en la zona más "perroflauta", te hace ganar puntos fijo. Y si la unica cerveza que bebes, la Desperados, la encuentras en el último bar de la noche, aún mejor.
Y como la compañía también influye, he de decir que le sumó más interés a la visita.
Así que, muchas gracias por todo Sergio, volveré para hacerte la prueba de la playa!!