Esto último se acabó, pero mis ganas de seguir consiguiendo cosas, no.
Ahora, 4 años después, el amor me vuelve a mover a otro destino. Sigo teniendo la misma ambición por conseguir nuevos retos, pero ya soy algo más madura y con más experiencia. Pero sobre todo, con valor. Lo he dejado todo por estar con la persona que quiero. Mi trabajo, mis amigos, mi independencia, mi autonomía...Pero sabed, que merece la pena. Libre, y voluntariamente y sobre todo con ganas de tener lo que más cuesta y no se puede comprar.
Mi vida vuelve a cambiar, ahora en 25 cajas y varios bultos más, que, si el transportista no me tima, deben de aparecer en mi piso nuevo la semana que viene.
Empaquetar recuerdos, y trastos que se acumulan en 4 años, te da pie para saber todo lo que has conseguido, y lo que queda por conseguir. Es un ejercicio mental y sentimental muy bueno.
Cambio las golondrinas por las gaviotas, el tráfico horroroso por unos cuantos coches en doble fila, el autismo de la gran ciudad por la conversación de la gente, el "me deja pasar" por el "gracias hiha", los atardeceres anaranjados con el skyline de las cuatro torres, por las nubes blancas rozando el mar...
Ahora, sentada en un salón blanco y vacío, con Huelva a mis pies (porque estoy en un 7º), la ría a la izquierda, y mil tareas por hacer, agradezco más que nunca que nadie me quitara la idea de la cabeza en el 2007, que la gente que "dejo" en Madrid me ayudara tanto, y que nadie me haya dicho que estoy loca por perseguir la felicidad.