martes, 15 de septiembre de 2009

Capítulo 82: Un, dos, tres, despierta!

Rara, hoy me he sentido muy rara. La vuelta de las vacaciones, igualito que un cubo de agua helada por la espalda. No por el trabajo en si, si no por la cantidad de cosas que mi mente ha tenido que asimilar hoy de golpe. Vayamos por partes, que tengo muchas cosas que contaros.

La vuelta de un viaje siempre se hace intensa. Sobre todo cuando el viaje en si lo ha sido. Este, ha estado cargado de afecto y de sentimientos múltiples. Un viaje tranquilo y movido a la vez. Tranquilo, por viajar de nuevo con mi compañía, con la seguridad y la comodidad que tiene un buque como Zenith, y el hecho de visitar seis ciudades distintas(Helsinki,San Petersburgo, Tallin, Estocolmo, Gdynia y Copenhague) de seis paises distintos sin deshacer maletas, y sin ningún riesgo.Tranquilo, por el hecho de viajar con mi madre, con mis hermanas, sus respectivos bebés y uno de mis cuñados como representación masculina.
Pero movido, por esto mismo. Y es que hace dos años que estoy fuera de casa y se me había olvidado lo "escorpionas" que somos mi hermana y yo, el llanto de los bebés que no atienden a horarios, y las miradas con sorna de mi madre.

Pero como no es un diario de viaje, aquel que quiera conocer más al respecto, nos tomamos un café y yo explico con documentación grafica si es preciso más cositas de él.Aún así, me lo he pasado genial, he conocido, he comido y he bailado pensando que podría ser la última vez, para disfrutar al máximo. He dejado mi pañuelo caer para que otros lo recogieran y he vuelto a marcar territorio casi sin pretenderlo.

Pero también esta semana he sentido la añoranza por los que no pudieron acompañarme, por los que noche tras noche no estaban conmigo haciendome sonreir. Y creo que el motivo de mi rareza de hoy ha sido simplemente darme cuenta de ello. Ser consciente de que mi arco tira flechas de manera automática y no las controlo.
Se que habito en la mente de algunas personas con una reciprocidad un tanto especial, pero de manera fría y casi irreal se que no sirve de nada.
Cada vez creo menos en que la amistad entre un hombre y una mujer sea posible, siempre uno de los dos quiere inclinarse más como un balancín de parque, eleva al otro que en algunos casos cede, hasta que no soporta su verdad y echa todo su peso de nuevo, y hace daño al otro, que sale disparado por los aires aterrizando de golpe contra la arena de la realidad.

Porque lo malo de esas amistades, no es perder o no perder a la persona en si, sino interpretar mal las señales, no dejar las reglas del juego establecidadas y dejarse "elevar". Y luego, te encuentras con la crisis de los 28, donde aquel que curiosamente había endulzado tus oidos, y había hecho creer que andabas por un camino de algodón, redescubre que o bien quiere retomar su camino perdido, o de pronto, con el mayor romanticismo del mundo, decide casarse y dejarte al margen total de su vida, sin avisar ni siquiera.

Por desgracia, estas cositas van mellando poco a poco el camino que pensé alguna vez seguir, lo hacen más duro, y más desconfiado, menos inocente, más maduro. Pero sentirse rara, me gusta, me hace creer que mis cosas me hacen unica en mi mundo.Y al fin y al cabo, es en mi mundo donde habito.