jueves, 25 de junio de 2009

Capítulo 66: La mayor desgracia

Cual sería la mayor desgracia que te puedes plantear?
Hay muchas desgracias físicas, y muchas psíquicas. Pero, ¿que pasa cuando juntas las dos?

He llegado a la conclusión, que la peor desgracia que puede pasarle a una persona, es ser negro albino.

Porque si eres negro, guay. Si eres blanco, pues bien. Si eres blanco albino, pues, raro, pero bien, nada que no solucione un toque de máscara de pestañas.
Pero si eres negro albino, significa que, ni eres negro aunque tus rasgos sean de negro, ni eres blanco aunque tu piel así lo indique.
¿Quién eres? ¿cómo encuentras tu personalidad si no sabes ni reconocerte?

Hay muchos negros albinos en el mundo. No tengo estadísticas, me refiero a los que creen ser una cosa, y son otra distinta, aunque quieran aparentar ser lo que no son, ni sí, ni no, sino todo lo contrario. Lo más penoso de una persona, es que no asuma el color de su piel, ni sus rasgos, y no entienda que no tienen porqué ser como los de todos.


lunes, 22 de junio de 2009

Capítulo 65: Sucubus vuelve

En mi trabajo diario de Reina, sufro ataques de seguidores anónimos que me paran a la salida de los hipermercados y se postran ante mis pies.
Y es que lo que no me pase a mi, que sepais que no existe.
Porque, a los hechos me remito: viernes después del laburo como dirían del ecuador para abajo, voy a comprarme un ventilador al Hipercor, por motivos obvios del verano (que por cierto, lleva haciendo fresquito tres noches seguidas, #@€~€&/() Murphy!!!! )
Salgo, pensando en una conversación previa que había tenido, yo en mi mundo como de costumbre, y un personaje con ojos que se me planta delante. "Ya me va a vender algo", es lo primero que pienso. "No, se habrá perdido". Pues tampoco.

-Disculpa- me dice el chico (30 años, mediana estatura, posiblemente faltusco y más solo que la una)
-¿Sí?- respondo con total tranquilidad.
-Nunca acostumbro a hacer esto, pero es que te he visto salir, y me he dicho, no puedo permitir seguir viviendo sin conocer a una reina como tú.
-¿Perdona?-empecé a fliparlo ¬¬
-Imagino que te lo habrán dicho más veces, pero es que eres guapísima
-Si, es un agobio ser como yo, me paran por la calle, me esperan en la puerta de mi casa, la gente no deja de echarme fotos....
-Jejeje! encima graciosa. Y a parte de tus labores de Reina, ¿a qué te dedicas?
-Salvo el mundo de 8 a 3, porque ahora tengo jornada de verano. Por las tardes, me dedico a planear la conquista del mismo.
-¿Y, vas a coger el autobús?
-Bueno, más bien, pretendo montarme en él.
-Y , ¿de dónde eres? porque por tu acento, diría que de lejos,¿no?
-Sí, del mismo Jaén Capital.
-Anda! yo tengo familia en Linares (si es que de Linares tenía que ser*)
-Ahm.... que bien...(autobús, ven YA)
-¿Me regalas una mirada?
-(cara de mala hostia, lo miro)
-Pues, yo es que te he visto, y de verdad me has encantado. Ahora me tengo que ir, pero no se si te gustaría que siguieramos la conversación tomando un café... O lo dejamos al destino.
-Es que no suelo hacer esas cosas
-¿El que? quedar para tomar un café con chicos?
-No, con chicos no(a punto estuve de vacilarle y decirle que me iba el rollo bollo). Con desconocidos
-Bueno, pero igual que si me hubieras conocido en una discoteca, o en un pub...
-Mejor, dejemos que el destino decida( y con la suerte que tengo, no te vuelva a encontrar en mi vida).
-¿Me regalas una sonrisa por última vez? Me ha encantado conocerte.
-Ehmm... si, si, igualmente...

Tengo un a capacidad para atraer a la gente más rara del mundo mundial, que ¿es para contarlo o no?
Si es que quién me bautizó como Sucubus, tiene toda la razón del mundo. Porque ya veis, otra de mis labores de reina, es ir seduciendo a todos los hombres, y una vez que son míos, me quedo con su energía, su dinero, sus pertenencias y después los dejo agonizando.


(*a mis amigos de Linares, permitidme esa frase, bien sabeis que es simplemente un dicho)


martes, 16 de junio de 2009

Capítulo 64: 33 horas y un amanecer

Comenzaba a otearse en el horizonte una línea blanca. Y salió el sol. Y amaneció, mientras los cinco permanecíamos abrazados por el frescor del día.

Pero antes de que el alba nos sorprendiera a drede bajo los pies de la cruz que un día se erigió por mandato de Fernando III, y vieramos como ardía el centro comercial, pasaron muchas cosas.
Decidimos subir, evitando la idea de ir a la playa a las 4 de la mañana. No es que no fuera un gran plan, es que en caso de ausencia de Marisa, me tocó a mi poner un poco de cordura. Pero anterior a discutir si playa, Granada o Castillo, se nos quedó pendiente un mojito en el Dean, y aunque ya veníamos de tomar unas cervezas en St. Patrick, necesitabamos alargar la noche.
No se cuantas burradas pudimos soltar esa noche... Y es que con Joann y su español descarado, salieron temas tan sorprendentes como las costumbres púbicas de este país, el que me faltara una fusta para no se qué, la pelea de dedos indices y el movimiento de los puños cerrados. Y eso, que no habíamos bebido.

LLegamos a St. Patrick porque tras esperar un rato en la taberna del Payo, esa noche no dió espectáculo. El espectáculo lo dieron Alex con su guitarra y Juan con su baraja, que como siempre, nos dejó alucinando a todos con sus hábiles manos. Lo curioso de éste local, es que El Payo, a parte de recontar una y otra vez la gente que va entrando a su local, lo primero que te dice al ponerte las pipas de tapa, es: las cáscaras al suelo, eh?

Pero antes de ir a la taberna, nos habíamos reunido con Juan y Edu en El Azulejo, un bar-pub donde estuvimos cenando y picoteando algo, después de salir del estupendo concierto que Vetusta Morla dió en el Lagarto Rock. Habíamos llegado allí con Alex y Eva, casi casi nos juntamos los cuatro a la misma vez.

Se supone que ella tenía que haber llegado 2 horas antes, y que nosotras teníamos que estar esperándola en la parada del bus, pero llegar de la piscina se nos hizo un poco arduo, puesto que allí, tiradas en la costa, Joann y yo tomabamos el sol que las nubes nos dejaban, y sobre todo, nos refrescabamos del calor que teníamos acumulado, después de visitar durante toda la mañana la ciudad y de meternos entre pecho y espalda unas migas y unas tapitas de las tascas de la catedral.

Y es que pese a levantarnos tarde, porque nos acostamos tarde asistiendo a las fiestas de la Virgen de la Capilla, nos cundió bastante el día. Y eso que mis 33 horas empezaron a las 10 de la noche del viernes, cuando con un abrazo fuerte, volví a reencontrarme en el mismo sitio y a la misma hora, con mis amigos.





domingo, 7 de junio de 2009

Capítulo 63: Te recuerdo

Mientras el agua caía sobre mi espalda, y el silencio roto por el chisporroteo de las gotas inundaba mi paz, mi pensamiento solo se dirigía a ti.
Sumergida en la piscina de agua caliente, dándole un capricho a mi bienestar y dejando caer algún comentario de satisfacción a mi compañera de actividad, solo te pensaba.
Recordaba la primera vez que me besaste, tan frío, sin saber que hacer, porque pese a conocernos tanto eramos dos completos extraños, pero fuiste tan intenso, como si alcanzaras por fin un premio que has ganado con esfuerzo. Recordaba como tus brazos me rodearon y me apretaron fuerte, contra ti y tus susurros se introducían en mi cabeza haciendo que volara solo con tu voz. Recordaba como me impactó ver tu torso, descubrir tu secreto y besarlo para hacerlo mío.

Con cada gota que caía por mi cara se fundía cada una de tus sonrisas de las que me has hecho partícipe. Cada hilo de agua que ha presionado mi piel, clavándose como agujas diminutas, ha sido cada no que me has dicho. Cada chorro de agua helada que ha impactado contra mi cuerpo, cada vez que no me has dejado oírte.

He mirado el cielo antes de meterme en la cama. La luna está llena, las nubes la rodean y predicen un tiempo que se aleja del calor. Y tu estás lejos, cada vez más, y tus recuerdos se empiezan a difuminar en el aire, y tu voz comienza a diluirse en mi mente, y tu piel, se quedó entre el vapor de la sauna.


jueves, 4 de junio de 2009

Capítulo 62: Mi pequeño tesoro

Yo de mayor quiero ser mamá.
Quiero aportar al mundo parte de mi sangre, y dejar mi huella con mi descendencia.

Quiero sentir como late otro corazón dentro de mí, y como crece en mí interior el milagro de la vida.
Sentir una mutua dependencia de amor, una necesidad de proteger como a mí me han protegido.
Sentir la suavidad de una inocente criatura,que su boquita necesite mi pecho, sonreir cada vez que haga un nuevo gesto y que crezca mi orgullo a la par que mi bebé.

Disfrutar con la persona adecuada del fruto de nuestro amor, y ver pasar el tiempo juntos.

Quiero sufrir y alegrarme, y que mis padres sepan que los entiendo mejor que nunca.
Que las heridas de una caida me duelan más que ellos, que sus triunfos sean
mis glorias, y con sus tristezas tengan mi apoyo.

No, no estoy embarazada ni mucho menos, pero de algún modo quiero agradecer a mis padres todo lo que hacen por mí. A veces, son los primeros que se olvidan de demostrar que estan felices por tenernos, pero todo buen padre está orgulloso de su hijo. Estoy segura de ello.




martes, 2 de junio de 2009