viernes, 22 de abril de 2011

XXV:La gran historia del Redecillo


Había una vez, una bella jovenzuela, que trabajaba en un departamento de reservas, feliz y ajena al mundo que le rodeaba.Un buen día, conoció a un muchacho, compañero de oficina. No era nada guapo,tampoco desagradable a la vista, pero tenía un buen cuerpo. De hecho, lo calificaría más tarde en esa categoría de "hombre-gamba" (le quitas la cabeza y te quedas con el resto).
Este muchacho, apodado el "Príncipe de Beukelaer" entre sus compañeras, parecía interesante, al menos simpático. Así que echándole morro, le pidió a la bella jovenzuela que si quería tomar un café con él.
-Está bien- dijo ella. - Quedaremos en un sitio céntrico el domingo por la tarde.

En esa primera cita, ella descubrió que tenía un punto payasete, y otro punto romanticón, a parte de un Mercedes Biplaza, descapotable y automático.

Como lo pasaron bien, decidieron quedar otra tarde para cenar. Estuvieron en un sitio muy bonito, y bebieron un vino muy rico. Al salir del restaurante, el "Príncipe de Beukelaer" quedó tan maravillado, que cogió la mano de la chica, y en mitad de la calle, le pidió si podía ser su novio.
Ella, un tanto sorprendida de su reacción, aceptó.
Pasaron los días, y se aproximaba el cumpleaños de ella. Había seleccionado un lugar muy especial para celebrarlo con gente muy especial. Entre ellos, un amigo de la juventud. Muy apuesto, por cierto.
Lo pasaron todos muy bien, pero cuando la noche terminó, el verdadero carácter de él, empezó a mostrarse. Que si le gustas a tu amigo, que si no me haces caso, que si todos te miran....
Ella, que ya sabía lo que era soportar a un cansino de ese tipo, empezó a pensar en qué tenía que hacer... El mismo día que cumplía sus 23, y tras una "cutrecena" del chino en una casa de un amigo de él, en plan ocupa,mientras que él se trincó una botella de vino del caro del dueño de la morada, ella recibía una llamada, que ponía el punto y final a la decisión que en breve tomaría.

Así que tres días más tarde, y tras consultarlo con el consejo de "amigos sinceros y desinteresados", decidió quedar con él, el cual se presentó a la cita con una bolsa de viaje, con su tupper y su bolsa de aseo para quedarse con ella a dormir:
-Mira, creo que nuestros caminos van por senderos distintos, y tu forma de ser no encaja con la mía. Creo que mejor lo dejamos aquí.
-¿Me estás dejando?
-(Interpreta lo que quieras, pero sí)...Eh.. sí.
-Pero yo estoy enamorado de tí!
-Pero yo no, y no quiero seguir.
-Pues si no te tengo como novia, no te quiero ni como amiga!
-Bueno, pues ya está....
-Pues ahora no se como volver a casa...
-Cógete el metro, que todavía llegas.
-Sí, y que le digo a mi madre....que vuelvo ahora...
-Ehm.... bueno, va, quédate si quieres a dormir.

Hasta aquí, más o menos, la historia, sin ver al personaje, toma un rumbo más o menos normal. Pero, la gran historia del Redecillo, comienza a partir de este momento.

La chica, mona ella, con una batita de boxeador, decide ir al baño antes de acostarse:
-Cuando ya no quieras esa bata, dámela, que me encanta!
(Primera cara de asombro)
La chica, (segunda cara de asombro)que sale del baño se encuentra con esta imagen:

Él, en calzoncillos, metido en la cama, y, haciendo realidad los rumores de la oficina, con UNA REDECILLA EN EL PELO, para no despeinarse la melena morena.

La cara de expectación de la chica, podréis imaginar, empezó a cambiar en el momento que el ataque de risa, comenzó. Hasta tal punto no pudo aguantar la risa, que finalmente, tuvo que quitarse la red, o salir de la habitación.

No contento con eso, por la mañana temprano, cuando se marchaba, aún consiguió hacer reír más a la chica: sacó de su bolsa un cepillo de rulo, y un litro de colonia de lavanda.
Ese fue el último día que lo vio. En una semana, fue despedido.

Y colorín colorado, este post-cuento, se ha acabado.

P.D: no preguntéis por qué la chica tiene un don especial para hacer sentir a los bichos más raros que son normales. Pero también tiene el mismo don para darse ella misma cuenta de que no lo son, y dejarlos.