lunes, 6 de julio de 2009

Capítulo 67: Turisfilia

Brazo arriba, brazo abajo, brazo arriba, brazo abajo... Disculpadme, estoy ensayando mientras escribo un movimiento sutil de llamada. Lo siguiente, es la frase: Camarero, por favor, un mojito!
Lo siento, en estas fechas, no pega otra cosa que ir dando envidia sobre destinos vacacionales. Por suerte, dedicándome al sector, me esperan unas vacaciones de lujo. Y, ciertamente, no es una expresión cariñosa. Es una realidad, la cual, por cierto, no tiene nada que ver con el precio.
El caso, es que va a ser un viaje muy marcado por muchas cosas. Por la compañía, lo primero, aunque repito con un par de buenos acompañantes.Por el destino, por supuesto, me esperan fantásticas playas caribeñas.

Pero sobre todo, por lo que dejo, y por lo que empiezo. Dejo algo más de un semestre de cambios, altibajos, sorpresas, alegrías y lágrimas. Trabajo, mucho, cosas nuevas que aprender; amigos que han pasado, y amigos que están empezando a pasar por mi vida. Y claro, también están los de siempre, que aunque no estén físicamente, son un gran aporte a mi estabilidad emocional. Aunque quizás cuando vuelva, no se que me voy a encontrar.

Hay una frase, que alguien importante para mi me enseñó, que dice que un viaje que no deja huella en tu corazón no es un viaje. Para mi, tan importante es que deje huella en tu corazón, como que tú seas capaz de dejarla en los corazones de aquellos que han convivido contigo en una nueva experiencia. La duración, el lugar, o el entorno, da lo mismo. Un fin de semana en Jaén me puede aportar más incluso, que unos días en la playa. Lo importante de todo esto, del turismo, es el conocimiento, lo que recibes, y lo que das.

Como turistóloga profesional, y cada vez más de vocación, os invito a que conozcais, y a que enseñeis por el mundo, a que vayais dejando huellas, y por supuesto, que lo inmortaliceis con una buena fotografía.