lunes, 14 de diciembre de 2009

Capítulo 97: Domingos

Tarde de domingo. Normalmente los domingos suelen ser aburridos, bien porque hay pocos planes, bien porque los que hay son malos, o bien porque aún tienes la caraja encima consecuencia de las noches locas que te pegas los sábados (o que intentas que sean así).
Pero a mí los domingos me gustan, aunque me estrese mucho, porque todo lo dejo para este día, y claro, cuando me llaman para tomar un cafelito por la Latina, lo aparco todo, y luego me encuentro a las 1 de la mañana haciendo trabajos para el curro o las faenas de mari.

El hecho de salir de casa y tener una conversación fluida con un buen amigo, anima bastante y te hace tomar fuerzas para empezar la semana con buen pie.
Pero sin duda, los regresos a casa en metro, este día y después de dos vinitos, hace que pueda ser de lo más entretenido, ya que te puedes encontrar todo tipo de fauna. Es ahí donde te das cuenta como somos los españoles, gente cercana, muy cercana, que se la repampinfla todo, que le da igual contar su vida a todos los públicos, que viste como le da la gana y no tiene reparos en nada.
Por tanto, es normal que teencuentres situaciones como:

-Chica que sirve de apoyo a un señor, llámese X, porque el pobrecito tenía sueño. Ella, con cara asombrada, buscando la complicidad en mi mirada, y al final ha tenido que reírse por lo absurdo de la situación, haciendo uso de su educación sin soltarle un improperio justo.

-Señora que recibe una llamada y que, con voz alta, cuelga el teléfono no sin antes decir la estupenda frase de: "déjame en paz, guarra!"

-También puede darse, y con bastante frecuencia, que se te siente al lado el que comparte música con todo el mundo, pero, que le encanta solo una canción y la puede repetir en su reproductor algo así como cinco veces seguidas... Dan ganas de decirle, "hijo mío, yo te regalo del itunes las canciones que quieras, pero cambia ya esa!"

-Que se te siente al lado la típica chica que se cree que está divina de la muerte, con su look Pin -Up, sus mutones de encaje, su corsé azul eléctrico y su falda con vuelo a cuadros escoceses, que es para preguntarle: "oye mona, la fiesta de disfraces dónde es?"

Los domingos pueden ser divertidos, pero siempre que abandones tu pereza, te quites el pijama que te regalaron las últimas navidades, y salgas a respirar el aire de la calle. Eso sí, se te hará mucho más corto, pero podrás encontrar mil historias que contar, por ejemplo, en un post.