"Tía, tengo 39 grados de fiebre, me voy a urgencias...."- dijo la voz sollozante de Superhanna el día anterior a nuestro viaje programado.
Parecía que alguien nos había echado mal de ojo con este viaje, porque no sería lo último impactante que nos pasara. Mis nervios, que pocas veces saltan, pasaban por un momento crítico, que no hizo más que reforzarse con un último mail de trabajo. No puedo más, llevo días muy agobiada.... le comentaba a mi "oráculo" a través del teléfono: "no te preocupes, ya verás que todo sale bien, Superhanna va contigo mañana, aprovecha y desconecta de todo y de todos..."
Y así fue. Sábado, 11 de la mañana, Dani, la prima, Superhanna y yo nos preparábamos para coger nuestro PLM destino Caribe francés.
Nosotras, como los petitsuis, siempre vamos juntas, así que, entre las circunstancias y la amistad, le dije que no la iba a dejar sola con sus víruses, y nos pasamos todo el camino intercambiando algún germen que otro...
Por fin pisamos tierra, humedad increible, pero lo habíamos logrado, pese a casi quedarnos sin plazas, presiones varias, enfermedades y demás, contemplábamos desde nuestro bus las playas de Sto. Domingo. "Hanna, estamos aquí, lo hemos conseguido y lo vamos a pasar muy bien!"
Y así ha sido. Playas de ensueño(Santa Lucía, Martinica, Guadalupe, Saint Maarten,Tórtola y Sto. Domingo), gente muy distinta a la que estamos acostumbradas a conocer, pueblos muy llamativos, bailes del Meme, merengue, mojitos , sol, medallas, bingos, bikinis,fotos, cabin parties,vino chileno, y cremas irlandesas, son cosas que a día de hoy, todavía tengo muy presentes y echo de menos.
Pero lo mejor sin duda fue la compañía que llevaba, y la que me encontré. La que me llevaba, porque he cerciorado lo importante que es mi amiga para mi, y lo bien que lo pasamos juntas.
La que encontré, porque llevaba mucho tiempo esperándola, "Supermantito" con quién tantas conversaciones había intercambiado, aparecía el primer día en nuestro camino, y solo se separó de nosotras, el último día con uno de los abrazos más tiernos que puedes recibir de un amigo.
Porque he vuelto a comprobar, que lo importante de un viaje no es lo que veas, sino lo que vivas, y con quién lo vivas.
Porque no hace falta ir con 20 personas, si con dos o tres, se cumplen tus expectativas de sobra, y porque vivir este tipo de experiencias, le hace a una ser de otra manera, aprovechar el momento, y dar todo lo bueno que tengo de mi, a quien lo necesita, cuando lo necesita.