domingo, 12 de junio de 2011

XXXI: Amistad

Esta madrugada, de vuelta a casa, lancé una pregunta al aire, con todo el propósito del mundo: ¿quién es tu  mejor amigo?
La respuesta anduvo por las ramas, hasta que está mañana se me contestaba en un mail una visión de lo que para esa persona supone la amistad.

La amistad, termino que comparte raíz de la palabra amor.
¿Que es para mi la amistad? sinceramente, el regalo más bonito y menos preciado que tenemos los seres vivos.
Partiendo de lo más básico, interpreto la amistad como el  intercambio de emociones entre dos seres. Y hablo de seres, porque, aunque yo no tenga, creo que los animales, por ejemplo, pueden responder a los mismas emociones.
En cuanto a las personas, me centraré más ahí, creo que una amistad nace de manera espontánea, más o menos rápida. La verdadera, es la que a parte de nacer, crece, se reproduce, y nunca muere.
Entonces, ¿por qué todos perdemos amigos, o los cambiamos? Porque realmente hemos visualizado esa amistad como un intercambio no de emociones, sino de razones.
Por eso, casi nunca se produce una amistad sincera entre un hombre y una mujer, por eso, cuando alguien que hemos considerado un amigo, nos dice una verdad que no queremos oir, nos molesta.
Por eso, cuando nos piden algo que escapa de nuestras manos, de nuestro monedero, que sale de nuestras costumbres, se nos diluye esa amistad.

A veces encontramos ese sentimiento de amor natural (tema que ya he comentado otras veces) en la distancia, a través de una pantalla, de un teléfono, de un mensaje. Palabras que nos llegan al corazón, y que producen en nosotros cambios, y consideramos amigo a quién lo ha provocado.
A veces, solemos salir con la misma gente, que durante mucho tiempo hemos llamado "amigos", y sin embargo, no saben nada de tu vida, que te hace llorar, que te hace reír, cual es tu canción preferida.
A veces, confundimos unas conversaciones con la amistad, cuando quizás han sido sólo una muestra de cortesía, de socialización.

La amistad tiene que ser amor, para ser real, y el amor, es dar sin esperar recibir nada a cambio. Lo demás, es compañerismo, colegueo, camaradería, o simplemente, falsedad.

Un amigo no es el que te da un abrazo cuando lo pides, sino el que te abraza antes de que lo necesites.

6 comentarios:

Jose dijo...

un amigo de verdad te lleva de crucero :D

Anónimo dijo...

"Un amigo no es el que te da un abrazo cuando lo pides, sino el que te abraza antes de que lo necesites"

Pues bien que me dices "Vais, vais!!" cuando te achucho.... ¬¬

Perri

Anónimo dijo...

Cuánta razón, es una buena reflexión... El peor sentimiento, el de descubrir que quien creías era tu mejor amigo, te deja tirado y prefiere la compañía y el apoyo de los "amigos para los buenos momentos". En fin, como digo siempre, los amigos de verdad se cuentan con una mano y te sobran dedos.

Anónimo dijo...

¿Acaso ALGUIEN sabe lo que verdaderamente somos?
... no.
Lamentablemente...
O... ¿afortunadamente?
Nadie sabe lo que somos...
Es desesperante... pero es un hecho.
Nuestro mundo interno es inaccesible para otras personas.
Allí está, bien adentro, aislado del exterior.
Ideas, pensamientos, sentimientos, ilusiones, objetivos, planes, intenciones, deseos, amores, odios, envidias, anhelos...
En gran parte son inaccesibles hasta para uno mismo, y se sumergen en las profundidades del subconsciente y el inconsciente.
Pero aunque lo que verdaderamente somos no es accesible para el mundo externo, éste igualmente no deja de tener muchas opiniones sobre cada uno nosotros.
Pero, si lo que somos no puede ser percibido por el mundo, ¿cómo es que el mundo se forma esas opiniones?
Es simple.
Cada uno de nosotros emite continuamente un conjunto de señales.
Estas señales viajan a través del espacio físico y son percibidas por otras personas por medio de los cinco sentidos:
Vista, oído, tacto, olfato y gusto.
Y es exclusivamente sobre la base de estas señales físicas, que otras personas se forman sus ideas de lo que, (supuestamente), “somos”.
Y en línea con esas ideas, sean ciertas o falsas, correctas o incorrectas, bien o mal interpretadas, reales o imaginadas, esas otras personas (que pueden ser nada menos que jefes, padres, amigos, hijos, hermanos, parejas, vecinos u otros) opinan de nosotros, nos evalúan, nos juzgan, se acercan o se alejan, nos ayudan o nos perjudican, nos contratan o nos despiden, nos dan besos o nos abofetean, toman decisiones, y actúan... favoreciéndonos o perjudicándonos, premiándonos o castigándonos, amándonos u odiándonos.
Todo solamente sobre la base de sus propias interpretaciones de las señales físicas captadas por sus cinco sentidos.
Esas señales que emitimos, en forma de imágenes, sonidos y otros estímulos sensoriales, son lo único que el mundo puede percibir de todo nuestro complejo mundo interior de pensamientos y sentimientos.
Lo que realmente somos no puede ser transmitido a otras personas.
Al menos no directamente. No en su forma original y verdadera.
Son las limitaciones de este duro mundo material donde nuestros espíritus han venido a caer.

Candelilla Wax dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Candelilla Wax dijo...

Este último anónimo que pasea por aquí, me está dejando un tanto confusa...
algo más que decir? maittewax@gmail.com